Escasez e hiperinflación obliga a los artistas locales a ser más creativos
Sustituir insumos, traer del exterior papeles y pinturas, usar material de reciclaje, reducir el tamaño o número de piezas y llevar a las tablas obras con escenografías sencillas son algunas de las prácticas que han tenido que aplicar los artistas que hacen vida en el país
“Muy poca gente pinta en Caracas. Ya no se consiguen los materiales. Los graffitis cada vez son más económicos. Todo ha cambiado, desde los materiales, la motivación, la comprensión. Todas las pinturas para graffitis son importadas”, afirma el artista urbano Daos, quien vive desde hace algunos años fuera de Venezuela, pero que cuando viene a trabajar debe traer los spray porque “ya aquí casi no se consiguen”.
“El único graffiti que no disminuye es el del gobierno cuando vienen las elecciones”, agrega.
El artista plástico merideño Javier Vivas, debió cruzar la frontera e ir a Colombia para poder comprar los materiales para terminar los cuadros de su primera exposición individual en Caracas, titulada “Pintura Concreta”.
“Conseguir los materiales es súper rudo, complicado, un dolor de cabeza. Es una lucha conseguir las cosas, a Mérida no llegan los materiales. Cambio constantemente los materiales con los que trabajo por la escasez, nunca encuentro las mismas telas para los cuadros, eso no te da constancia”, explica en entrevista con un medio digital venezolano.
El director de teatro Aitor Aguirre debió parar por una semana la producción de la obra “Modo Avión”, con la que está participando en el IV Festival de Jóvenes Directores de Trasnocho, por no conseguir “grapas en toda Caracas”.
“Cuando vendo una obra, que a veces me cuesta venderla –he tenido que bajar los precios–, pero cuando vendo una pieza, hago tres; invierto en otras piezas o compro material, de esa manera protejo mi trabajo”, asegura el escultor Daniel Suárez.
Los creadores que trabajan en el país y las producciones artísticas que se desarrollan aquí no escapan a la hiperinflación y escasez que hay en Venezuela. Sustituir insumos, traer del exterior papeles y pinturas, usar material de reciclaje y reducir el tamaño o número de pieza, o llevar a las tablas obras con escenografías sencillas son algunas de las prácticas que han tenido que aplicar los artistas que hacen vida en el país. También coinciden en que la última opción es dejar de hacer.
El Taller de Artistas Gráficos Asociados (TAGA), uno de los principales centros de impresión de obras de arte y de enseñanza en el país, no ha parado sus actividades a pesar de la escasez de materiales y del incremento en los costos.
“La escasez y la falta de importaciones nos ha afectado mucho porque la mayoría de los materiales con los que trabajamos en el taller son importados. Nosotros no usamos tintas especializadas para grabados porque no se producen aquí, usamos tintas para las artes gráficas industriales que es una alternativa, y se producen en el país pero con materia prima importada, por lo que han subido mucho el precio; por ejemplo, una lata de tinta de un solo color, está por el orden de los 3 millones de bolívares”, explica Norma Morales, coordinadora de la institución por la que han pasado Jacobo Borges, Gego, Carlos Cruz-Diez y Nedo, entre otros maestros.
“Para las mezclas tradicionales de tintas se usa aceite de linaza, al no conseguirlo nos vimos en la necesidad de usar parafina líquida o aceite mineral y nos ha dado muy buenos resultados.
En cuanto al papel, aclara que “lo compramos a una empresa venezolana, que trabaja con materia prima venezolana pero que usa tecnología italiana. Algunos artistas fuimos previsivos y compramos papel en el exterior, en momentos que había facilidad para eso y hemos podido trabajar con lo que teníamos guardado”.
Asegura que muchos artistas han tenido que adoptar el trabajar con “material reciclado”, y que es muy difícil trabajar con cobre por lo que han migrado al plástico o cartón. «La escasez nos ha llevado a buscar otras opciones para no pararnos y seguir produciendo obras”.
Y esta búsqueda de nuevas opciones y material también ha traído algunos resultados de provecho. “Para hacer las mezclas tradicionales de los aceites y tintas hay que usar aceite de linaza, al no conseguirlo nos vimos en la necesidad de usar parafina líquida o aceite mineral y nos ha dado muy buenos resultados”, cuenta Morales.
¿Cuál puede ser el costo, esta semana, de una pieza pequeña (un cuarto de carta) con poca cantidad y variedad de tintas y en un papel económico? Morales indica que puede ser de 50 mil bolívares. “El costo, el valor final de la obra depende del artista y del mercado”, explica.
En las aulas el panorama es menos alentador
El caso de los estudiantes de artes plásticas o diseño gráfico es distinto. Muchos han tendido que parar la carrera o abandonarla por no poder costear los gastos de matrícula y materiales para asignaciones.
“Los jóvenes que están en las universidades tienen poco acceso a la información, ahora los estudiantes tiene muy pocas posibilidades de adquirir textos, la adquisición y búsqueda de materiales se ha hecho muy cuesta arriba. La deserción en las universidades es increíble, cada vez son menos los que ingresan a la universidad o se retiran porque necesitan trabajar o se van del país”, asegura Dianora Pérez, artista y docente la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL).
Pero acota que quienes se mantienen en las aulas están muy interesados en la búsqueda y en proponer “materiales nuevos”, nuevas formas de hacer para sortear la crisis.
La crisis ha obligado a los artistas -formados y en formación- a buscar nuevas alternativas para evitar que el espíritu creador sucumba. Un aspecto positivo en medio del caos.
Deja un comentario