La lista Russián, por Teodoro Petkoff
Con este tema de las inhabilitaciones políticas excretadas por el contralor Russián es necesario continuar insistiendo, sobre todo porque el mismo funcionario se sintió obligado en días pasados a ratificar que la Lista que lleva su nombre va.
Ciertamente, la Ley de Contraloría, en su artículo 105, faculta a ésta para efectuar ese tipo de inhabilitaciones, con base en supuestas irregularidades administrativas. Ese artículo, herencia de los tiempos en que Luis Piñerúa Ordaz creía que leyes draconianas eran suficientes para combatir la corrupción administrativa, se refiere, taxativamente, a funcionarios designados o nombrados, porque, lógicamente, son los únicos que podrían ser inhabilitados por una decisión administrativa (en el supuesto negado de que alguna institución pública pudiera imponer sanciones sin el debido proceso) y la inhabilitación se refiere al ejercicio del cargo que en ese momento pudieran estar desempeñando.
Pero el creador de la nueva lista negra, el inefable Clodo, interpreta que él está habilitado (por Chávez, obviamente) para violentar la Constitución y suprimir, de un solo trazo de su usualmente perezosa pluma, los derechos políticos de cualquier ciudadano, sobre todo si no comulga con las ruedas de molino que hace rodar el Jefe ante el cual Clodo vive prosternado. ¿Será pura coincidencia que del total de 400 y pico de inhabilitaciones, un poco más del 80% correspondan a personas ajenas al oficialismo? ¡Qué curioso que en una administración en la cual todos los ministerios están plagados de partidarios del Presidente, en la cual 21 de las 23 gobernaciones, más la Alcaldía Metropolitana de Caracas, así como unas 250 alcaldías, están en manos del oficialismo, el 80% de los sancionados sean personas ajenas a éste? Esto no es sino el equivalente socarrón y leguleyo de la Lista Tascón.
Incorpora así Russián su nombre al elenco de quienes se hicieron tristemente famosos ejerciendo sus funciones de policías y sapos al servicio de causas innobles. La Lista Russián entra con todos los honores en la alineación encabezada por la Lista McCarthy.
Este tipo de detalles “domésticos” no son conocidos fuera de nuestro país. Obviamente, no son noticia para el mundo, en el cual sólo llaman la atención las extravagancias de Yo-El-Supremo, pero cuando se da cuenta de cosas como las listas Tascón y Russián, los interlocutores no lo pueden creer.
La palabra “fascismo” les viene inmediatamente a los labios. Tiene uno que agregar que también es “stalinismo”. Ciertamente, en nuestro país no tenemos Auschwitz o Gulag. Para todo lo demás existe la Lista Russián.