La prisión del General Rivero, por Simón Boccanegra
Una de las detenciones más arbitrarias, injustas e injustificables que ha producido el régimen de Maduro es la del general Antonio Rivero. Está preso nada más y nada menos que por opinar, por expresar, con todas las garantías que le da la Constitución, una opinión política sobre la detención en cambote de un grupo de estudiantes que se habían aposentado en una plaza para expresar su protesta, que más pacífica no podía ser.
Rivero no hizo otra cosa que opinar sobre el hecho; no fue quien los convocó a la plaza ni fungió de líder del grupo. Opinó, simplemente opinó, habló para decir que se trataba de una detención sin razón alguna. En definitiva está detenido por hacer uso de la libertad de expresión constitucionalmente establecida.
El primer preso por el «delito de opinión». No golpeó a nadie, no insultó a nadie. Pero no es preciso ser demasiado perspicaz para percibir que a Rivero lo estaban cazando.
Aquí, hasta ahora no habían mandado a la cárcel a nadie por opinar y mire que aquí se opina de todo y sobre todo y este es un régimen que no se para en tonterías a la hora de cometer arbitrariedades. Pero a Rivero lo tenían visteado desde hace tiempo; primero, porque es militar, y a sus colegas no les hace gracia un militar que tiene opinión y la dice; segundo, porque se trata de un hombre sin pepitas en la lengua, quien cada vez que ha considerado necesario hacer conocer su criterio sobre lo que pasa en este país lo hace sin tapujos. En fin de cuentas, no existe limitación alguna que se lo impida. Por supuesto, como no existe causal alguna para hacerlo preso, seguirán la costumbre; lo tendrán la mayor parte del tiempo en chirona, sin juicio, y después, cuando haya transcurrido un lapso más o menos prolongado, lo enviarán a un tribunal para que decida. Antonio Rivero, el general Rivero, es un hombre valiente y desde aquí le hacemos llegar nuestra solidaridad y la protesta por el abuso que se ha cometido con él. Rivero se declaró en huelga de hambre desde el momento de su detención. Esperemos que no termine como Franklin Brito