¿Las habilidades tienen fecha de caducidad?, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidParedes861
Leena Nair cuando era directora global de Recursos Humanos del gigante angloholandés Unilever hizo una interesante relevación. En octubre de 2021, en el podcast Meet The Leader del Foro Económico Mundial, aseguró: «La vida media de una habilidad es de dos a tres años y tienes que volver a aprender, desaprender y volver a capacitarte continuamente».
Y habría que prestarle mucha atención, tomando en cuenta que la transnacional que representó durante 30 años, además de su reconocido liderazgo en la fabricación de alimentos y productos de cuidado personal y del hogar, emplea directamente a más de 100.000 personas.
Sin embargo, es bueno aclarar que Nair –quien en enero de este año se convirtió en la CEO Global de la famosa casa de moda Chanel– se está refiriendo a las habilidades duras, aquellas relacionadas con conocimientos técnicos particulares. Ahora, no por esto deja de ser menos importante.
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Todo lo contrario, se trata de un fenómeno que está ocurriendo desde los últimos 15 a 20 años, en todas las áreas de trabajo, precisamente debido a los constantes cambios en el mundo –esto incluye el avance de las tecnologías– que hacen que los conocimientos técnicos pierdan vigencia con rapidez.
Esta es la realidad actual del trabajo, lo que prácticamente obliga a empleados y líderes a tener la habilidad de cambiar para adaptarse con mayor facilidad al entorno. De allí que Leena mencionara en el podcast algunos programas de Unilever dirigidos a los empleados y uno de ellos tiene que ver precisamente con la actualización y perfeccionamiento de las habilidades duras.
Y no es de extrañar, pues Nair lo había adelantado en 2018, en el artículo «In the future of work it’s jobs, not people, that will become redundant», publicado en la web del Foro Económico Mundial. «El mundo está cambiando y está cambiando rápidamente. La Cuarta Revolución Industrial está desdibujando las líneas entre el mundo real y el tecnológico y desafiando lo que significa ser humano», dijo.
Aseguró que todo esto afecta la forma en que las personas experimentarán el trabajo, «ya sean nuevos modelos operativos que desafíen la jerarquía, nuevos modelos de carrera que permitan diferentes experiencias, un lugar de trabajo sin fronteras que permita recursos flexibles, hiperpersonalización en el lugar de trabajo o la necesidad de cerrar una creciente brecha de habilidades a través de una cultura de aprendizaje permanente».
Ahora bien, hay cosas que seguirán siendo una realidad indiscutible y constante a través de todos estos cambios y una de ellas es que la demanda de habilidades humanas no está en declive ante la cada vez más creciente automatización de las empresas con la inteligencia artificial y la robotización.
Las habilidades humanas, así como los trabajos con rasgos claramente humanos, todavía están en demanda. Sin embargo, es crucial que los empleados continuamente se reeduquen y reaprendan para mantener al día sus habilidades duras, para que estas no caduquen, y se complementen con las habilidades blandas.
Si bien el conocimiento y la destreza técnica son importante para asegurar un trabajo, las habilidades blandas, como la comunicación y el pensamiento crítico, se están volviendo igual de cruciales, si no más. Así que la mejora de todas las habilidades es materia urgente.
David Somoza es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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