Ledezma en el Senado brasileño, por Simón Boccanegra

La comparecencia de Antonio Ledezma ante la Comisión del Senado brasileño que discutió el ingreso de Venezuela al Mercosur produjo sensación en los medios políticos del gran vecino del Sur y dejó descolocados a los politicastros del chacumbelato y al propio dueño del circo.
Ledezma, quien fuera invitado por la Comisión, abogó por el ingreso de nuestro país a la citada experiencia integracionista y su posición contribuyó a que la votación en esa comisión resultara positiva. Esa es la postura que se debe esperar de quien mira más allá de las próximas elecciones, para colocar siempre los intereses permanentes del país por encima de cualquier otro.
Lo de Mercosur es un interés nacional y los contactos con ese bloque ya habían comenzado desde el gobierno de Caldera.
Ledezma demostró así cómo es que se va construyendo una alternativa. Pero también advirtió a los senadores brasileños sobre la conducta antidemocrática de la Reencarnación de Simón Bolívar y planteó que Mercosur debe hacer valer su propia «Carta Democrática», prestando atención a las violaciones de la ley, de la Constitución y los Derechos Humanos que vive cometiendo la Reencarnación.
Ello movió a la comisión a discutir el envío a Venezuela de una misión de su seno, para ver lo que está pasando.
Esa votación terminó 10 a 8, en contra, pero con el detalle interesante de que dos senadores que habían anunciado su voto a favor de la moción no pudieron llegar a tiempo; su presencia habría empatado la votación y le tocaba al presidente, Tasso Jereissati, desempatar. Su voto no era un secreto; ha sido un crítico pertinaz del chacumbelato.
Y todavía Jorge Rodríguez, a quien los trajines de la «compañera de partido» que le montaron encima, Jacqueline Faría, parece que ya no lo dejan ni pensar, tuvo los riñones de decir que Ledezma había perdido su viaje.