Los “combos” de cada día, por Juan Vicente Gómez
Con la semanita que llevamos lo más usual hubiese sido empezar hablando de las trampas electorales del gobierno, las nuevas sanciones internacionales contra el país o el pasticho político en el que están revueltos Maduro y los suyos.
Pero no. Resulta que al salir a la calle y sentir la desesperación de la gente por los temas económicos preferimos destacar otra evidencia: el pueblo está que explota, la hiperinflación multiplica velozmente la peladera de bola y cuesta explicarse tanta sumisión ante una opresión tan avasallante.
Antes de sentarme a escribir busqué efectivo, sin éxito, en tres agencias bancarias. En la esquina del tercer banco sin dinero sentí una “estampida controlada” de personas. Todos corrían hacia un abasto donde se empezó a distribuir un combo con arroz, aceite, pasta y aceite vegetal.
Un grupo policial organizaba la cola. Retenían las cédulas de identidad de los interesados y los iban llamando por su nombre. Desde una segunda fila se dejaba ingresar a lotes de 20 personas para que pagaran y retiraran los alimentos. Operación morrocoy: los pagos electrónicos son lentísimos. La conexión de internet falla con frecuencia. A la abuelita se le olvidó la clave, aquel señor no tiene suficiente plata en la cuenta, “pruebe desde esta otra tarjeta por favor”, “fraccione mi pago, tanto por aquí, tanto desde la otra”…
El dinero no alcanza. La realidad de la mayor parte de la población es que sus ingresos no le llegan para cubrir los bienes de la cesta básica y casi todo el mundo anda recortado a extremos de hambre.
Para colmo, dentro de diez días, los genios de las finanzas nacionales insisten en que seguirán adelante con la nueva reconversión monetaria. Luce improbable que pueda instrumentarse la llegada del Bolívar Soberano cuando a estas alturas no ha llegado al país el contingente de los nuevos billetes
Hasta el propio Rodrigo Cabezas, ministro de economía chavista entre 2006 y 2007 le ha recomendado al gobierno diferir la reconversión, pero parece que ni siquiera a él le harán caso porque la sensatez y el sentido común siguen de vacaciones en el madurismo.
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Sin resolver el verdadero problema de fondo (que es la hiperinflación) cualquier reforma monetaria está destinada a desvanecerse dentro del actual combo patético de ineptitud, corrupción y desidia que caracteriza a este régimen. Como ejemplo ya tenemos al Bolívar “Fuerte”, tres ceros que ya son historia en nuestra vapuleada moneda nacional.