Ni los precios se inmutan por el aumento salarial
El gobernante Nicolás Maduro nuevamente violó uno de los convenios establecidos por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y ratificado por Venezuela con el nuevo aumento salarial decretado el 1° de mayo
El 1° de mayo la administración de Nicolás Maduro decretó un aumento del salario mínimo de 288% que lo elevó de 1.800.000 bolívares a siete millones, menos de tres dólares. Pero a diferencia de ocasiones anteriores, esta vez los precios de los alimentos no reaccionaron al incremento salarial días después de haber sido anunciado.
«Ya nadie está pendiente del salario, pero espera a que suba el dólar para que tú veas», dijo la comerciante de una charcutería ubicada en una zona popular al suroeste de Caracas. El kilo de queso duro lo tenía en 8.550.000 bolívares. A mediados de abril estaba en 8.250.000 bolívares, un incremento de 3% que responde más a la subida del dólar que a otra cosa.
Y es que en una economía como la venezolana que se mueve en dólares, los precios de los bienes y servicios responden principalmente al alza de la divisa y a las expectativas que tengan los actores económicos con respecto a su precio. El país enfrenta desde noviembre de 2017 una crisis hiperinflacionaria que ha pulverizado el bolívar y generado un proceso forzado de dolarización no oficial. La mayoría de los precios en el país están anclados a la moneda estadounidense y 67% de los pagos que se realizan son hechos con una moneda diferente al bolívar, principalmente dólares, según Ecoanalítica.
Una vendedora de huevos del suroeste de Caracas, que el 4 de mayo tenía el medio cartón en 5.500.000 bolívares, dijo que apenas subió 100.000 bolívares desde el día antes del aumento salarial y que su precio sube solo cuando lo hace el dólar. Lo que sí se ha incrementado significativamente, señala, es la caja de 12 cartones (24 medios), pues entre marzo y mayo se lo subieron de 25 a 40 dólares. «Por eso antes el medio cartón estaba en 1 dólar y ahora en 1,9 dólares. Podría conseguir un precio más bajo de la caja pero que son huevos tipo B y C», dijo la vendedora.
Carniceros indicaron que el precio de la carne se mantiene en 3,5 y 4 dólares (bistec) y que su precio en bolívares varía dependiendo del tipo de cambio. Lo mismo ocurre en supermercados y comercios que están completamente dolarizados, como la red de Excelsior Gama, donde el bolívar desapareció y las etiquetas en los anaqueles y lectores de precios están expresados en la moneda estadounidense.
Insuficiente
El decreto del aumento salarial fue publicado en la Gaceta Oficial Extraordinaria 6622, de fecha 1° de mayo de 2021, siendo el primero de los últimos tres ajustes salariales que el gobierno oficializa. La última vez que publicó en gaceta un aumento del sueldo fue un año atrás, el 1° de mayo de 2020, cuando lo elevó a 400.000 bolívares. Desde entonces había elevado el ingreso a 1.200.000 bolívares en noviembre y a 1.800.000 bolívares en marzo de 2021, pero ninguno fue decretado.
El mismo Maduro, quien se ha autodenominado «presidente obrero» desde que llegó al poder en 2013, ha reconocido que el salario mínimo no es suficiente para que un venezolano pueda cubrir sus necesidades básicas.
«El salario de los trabajadores en nada se ajusta a la realidad económica», dijo en enero durante la presentación de la Memoria y Cuenta de su gestión de 2020.
El nuevo salario de siete millones de bolívares equivale a 2,4 dólares al tipo de cambio oficial del 4 de mayo, cuando se ubicaba en 2.868.908 bolívares; y si se le suma el nuevo monto del cestaticket de tres millones de bolívares (apenas un dólar), tenemos un sueldo mínimo integral de solo 3,4 dólares, es decir, un ingreso de 0,11 centavos de dólar diarios en un país donde se requieren 10 dólares al día en promedio para cubrir el costo de la canasta alimentaria familiar.
De acuerdo con el seguimiento que hace el Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas) de la Federación Venezolana de Maestros, al cierre de marzo los venezolanos debieron invertir más 612 millones de bolívares (Bs. 612.900.945) para adquirir la canasta familiar, monto que equivalía a 311,42 dólares.
A pesar de que la Constitución establece, en el artículo 91, que todo trabajador «tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas», hasta el 4 de mayo el nuevo ingreso integral alcanzaba para comprar en el supermercado únicamente tres productos: un kilo de harina de maíz precocida en 0,97 dólares, un kilo de arroz en 1,29 dólares y medio kilo de una mortadela en 0,98 dólares. Todo el sueldo integral no alcanza para un kilo de carne, que supera los 3 dólares y medio.
Para la Unión Nacional de Trabajadores de Venezuela (Unete), el aumento salarial es una medida unilateral e insignificante que no resuelve el problema de la pobreza que enfrenta la clase trabajadora venezolana. «El gobierno impone el hambre, la pobreza, la miseria, la persecución, la destrucción del aparato productivo y la profundización de la migración forzada. Este no es un asunto de salario, es un asunto donde la solución es la salida de Maduro», expresó Servando Carbone, coordinador de la central sindical.
Promesa incumplida
En agosto de 2018, el gobierno de Maduro impuso un paquetazo económico con el que fijó el salario en medio petro, que al momento de su aplicación equivalía a 30 dólares al mes, para que el ingreso de los trabajadores se fuera ajustando a medida que lo hacía la moneda digital del chavismo, cuya cotización la determinaba el precio del barril de crudo venezolano. Esto no se cumplió. El petro siguió subiendo y dejó el salario atrás. Si esto se hubiese hecho, hoy el ingreso mínimo estuviese en 78,8 millones de bolívares (28 dólares) según la cotización del 4 de mayo. Pero el nuevo salario de siete millones equivale a 0,04 petros.
«Si al menos nos pagaran los 0,5 petros que Maduro prometió debería abonarnos mensualmente a cada trabajador en su cuenta 78 millones. Así que no ajustaron absolutamente nada, lo que hicieron fue bajar el salario de 0,5 petros de agosto 2018 a 0,04 petros en mayo de 2021», indicó Carbone.
Más pruebas para la OIT
Con el nuevo aumento salarial decretado el 1° de mayo por el Día del Trabajador, Maduro nuevamente violó uno de los convenios establecidos por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y ratificado por Venezuela.
Se trata del convenio 26 relativo a los métodos para la fijación de salarios mínimos, según el cual antes de hacer un ajuste salarial el gobierno está en la obligación de consultar a los representantes de los empleadores y de los trabajadores interesados, incluidos los representantes de sus organizaciones respectivas. La Comisión de Encuesta de la OIT designada para investigar a Venezuela expresó en un informe luego de su visita al país en 2019 que el gobierno de Maduro incumple este convenio, además de las normas internacionales del trabajo relativas a la libertad sindical y la consulta tripartita establecidas en los convenios 87 y 144, respectivamente.
El gobierno una vez más incrementó el sueldo base sin reunirse previamente con los principales gremios empresariales del país y dirigentes de centrales sindicales.
«Están cumpliendo con lo que dijo (Eduardo) Piñate (exministro de Trabajo) en la OIT: que no le iban a parar a las recomendaciones de la Comisión de Encuesta. Nuevamente el ajuste del salario mínimo fue impuesto», aseguró el coordinador de la Unete.
En este sentido, el presidente de Fedecámaras, Ricardo Cusanno, sostiene que para que un aumento salarial tenga potencia y genere alegría a las familias venezolanas, necesita un diálogo social tripartito y «entender que ya no es solo subir el salario, sino redimensionar las políticas monetarias y fiscales». El líder gremial señaló, en una entrevista en Unión Radio, que el problema salarial está más presente en el sector público que en el privado, ya que este procura un mejor ingreso a sus trabajadores.
La Comisión de Encuesta también expresó en un informe que el gobierno de Maduro lleva a cabo prácticas y situaciones que «atentan contra garantías y derechos laborales establecidos en convenios internacionales» y que «retraen el libre desarrollo de actividades sindicales y gremiales, así como la realización de consultas tripartitas efectivas y en definitiva el funcionamiento de un diálogo social genuino en los términos preconizados por las normas de la OIT».
Hasta el pasado 3 de mayo el Director General de la OIT, Guy Ryder, debía elaborar y presentar un informe a los miembros del Consejo de Administración que incluyese las medidas adoptadas por el gobierno de Maduro para dar cumplimiento a las recomendaciones de la Comisión de Encuesta luego de la reunión de marzo, que incluían establecer y convocar para mayo de 2021 un foro de diálogo social. Pero lo que ha hecho Maduro es darle más pruebas a la OIT de que no tiene intención de cumplir con el mandato del organismo.