Paracos, faracos, guardias nacionales; por Simón Boccanegra

Sigue mi amigo gocho hablando de la situación tachirense. Ahora se refiere a la masacre de los futbolistas. Oído al tambor. «La masacre cometida en Chururú fue el detonante que desencadenó la confrontación paracos-GN.
Los futbolistas colombianos masacrados, que según se dice, tenían contacto con los paracos y muy posiblemente era así, fueron ajusticiados por la guerrilla colombiana por haberse establecido recientemente tenían más o menos año y medio en una zona tachirense «exclusiva» de la guerrilla y vedada para cualquier otro grupo, salvo el FBL de Venezuela, que convive o coexiste con sus colegas neogranadinos.
Esta zona se encuentra a cinco kilómetros del Fuerte Murachí (unidad del Ejército) y a tres kilómetros del Comando Rural de la GN, de tal manera que los militares venezolanos que allí operan no pueden estar en desconocimiento de lo que allí sucede y de quienes operan con tan impresionante impunidad.
La guerrilla colombiana consideró que la zona pudiera estar infiltrada por amigos de los paracos, o por ellos mismos, mediante la presencia de aquellos futbolistas, que ya empezaban a vigilar o «controlar» el escenario. Es por ello que tenían los nombres de todos los ajusticiados, ya que les venían haciendo seguimiento y los tenían precisados.
Esa masacre fue un mensaje claro enviado por la guerrilla a los paracos, pero estos últimos, dando demostraciones de control de la zona fronteriza, no sólo copiaron el mensaje sino que decidieron vengar a sus muertos y lo hicieron asesinando a los dos sargentos de la GN en Palotal, en el entendido de que la GN es aliado político o cómplice complaciente de la guerrilla colombiana.
En otras palabras, en el enfrentamiento entre la guerrilla colombiana y los paracos por un mayor control del territorio tachirense, la GN paga los platos rotos por estar, en parte, en medio de la pelea y también, en buena parte, al lado de la guerrilla». ¿No es espeluznante este análisis? Hay más; mañana seguimos.