Sin respuestas, por Simón Boccanegra
La defensa que hicieron los representantes de Chacumbele en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el pasado martes, es un ejemplo del axioma que dice que la mejor defensa es un buen ataque. No dieron respuesta a ninguna de los cuestionamientos hechos por las organizaciones de derechos humanos, simplemente con la mirada en el retrovisor decían que en la era preEsteban las cosas estaban peor.
Aceptando que eso fuera así, se les olvida que fueron elegidos para cambiar y mejorar la situación, no para mal justificarse por no hacerlo. La intervención de Germán Saltrón tenía como objetivo principal descalificar a la CIDH. Les recordó que en 1994 enviaron una comisión a Venezuela que visitó el retén de Catia, hizo un informe pero no pidió medidas de protección. No dijo nada de la situación actual de las cárceles. Del retardo procesal, del hacinamiento, de la cantidad de asesinatos que en ellas se producen.
Pareciera que esa tragedia que son las prisiones del socialismo bolivariano no existiera para Saltrón. Después se quejó de que la que referida comisión no dijo nada cuando el golpe contra Rómulo Gallegos, aunque la CIDH haya sido creada en 1959. Mayor ridículo imposible.
Cuando se les recordó las agresiones sufridas por diversos periodistas, los dos representantes del Caporal respondieron que la censura la ejercían los medios privados, sin acordarse de que en el «Sistema Nacional de Medios Públicos» está vetada cualquier persona que haga una sutil crítica al comandantepresidente, incluyendo a los camaradas del Partido Comunista, según sus propias palabras. Saltrón amenazó con que el país se retiraría de la instancia internacional, pues está «parcializada» en contra de su jefe. Si lo hicieran se les terminaría de caer la careta.
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