Tarjetón 28J: entre el realismo político y la injusticia ética, por Mireya Rodríguez
Este es el tarjetón electoral aprobado por el Consejo Nacional Electoral en Venezuela. Al verlo, no puedo dejar de sentir enojo por no ver el rostro de las valerosas mujeres que han hecho posible esta posibilidad electoral.
De antemano, deseo aclarar que -en aras del realismo político- comparto la opción de Edmundo González como fórmula que hizo viable la inscripción de la tarjeta de la Plataforma Unitaria, de UNT y otras que lo apoyan para representarlos en las elecciones programadas para el próximo 28 de julio de 2024.
Sin embargo, como conocedora de lo que han hecho las mujeres venezolanas para despertar a la población de la postración y desesperanza en que se encontraba- en particular de María Corina Machado- no deja de parecerme una injusticia ética.
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La decisión de hacerse representar ante el electorado debido a los impedimentos burdos del régimen no puede pasar desapercibida en la historia de la lucha de las mujeres políticas. Al contrario, creo que debe ser documentada, para dar muestra de la gallardía y la madurez que ha alcanzado el liderazgo femenino en Venezuela, que merece protagonizar la máxima instancia del poder como es la Presidencia de la República.
Esta situación en la que una tarjeta electoral muestra 38 tarjetas, representando a diez hombres -y donde solo uno es real competidor del régimen de Maduro- no es compatible con las nuevas realidades del siglo 21 ni con el grado de protagonismo asumido por ellas dentro de los diversos partidos que integran la Plataforma Unitaria, UNT y MPV.
Mujeres que además están en las escuelas, los hospitales, las universidades, etc. poniendo sus hombros para que no se termine de caer el país.
La ausencia total de mujeres en una tarjeta electoral es un signo claro de exclusión y desigualdad de género en el ámbito político. Refleja problemas estructurales y culturales que impiden la participación equitativa de las mujeres y tiene implicaciones preocupantes para la democracia, ya que la paridad en política es fundamental para una gobernanza efectiva y equitativa.
Hay mucho por hacer en Venezuela, donde los partidos y organizaciones políticas deben promover y asegurar que las mujeres tengan oportunidades justas para postularse y avanzar en sus carreras políticas, y no sólo contribuir a que otros alcancen el poder. Este fenómeno refleja una dinámica de invisibilización y apropiación del esfuerzo femenino, donde los hombres asumen el protagonismo incluso cuando las mujeres han desempeñado roles fundamentales en la lucha por el cambio.
El despojo del mérito y la exclusión de las mujeres puede ser desmoralizador para aquellas que participaron activamente en el proceso de cambio. Además, puede afectar la legitimidad de las instituciones y movimientos, dado que no reflejan la verdadera diversidad y equidad que deben representar.
Por ello, escribo esta nota. Creo que es crucial reconocer públicamente el papel de las mujeres en el renacer de Venezuela y asegurarse de que su contribución sea visibilizada y valorada.
Los medios de comunicación, organizaciones y líderes comunitarios tienen la responsabilidad de destacar la participación femenina y reconocer que su participación equitativa en la toma de decisiones es fundamental para crear un cambio democrático significativo y sostenible.