Venezolanos migrantes son población con necesidad de protección internacional
En Brasil, pese a que hay cupos para asistir a migrantes venezolanos en los refugios que tienen en esa nación, los connacionales tienen que dormir en asientos de autobuses
Desde principios de año, debido al aumento de migrantes que empezaron a salir nuevamente del país aun en pandemia, los países receptores decidieron militarizar sus zonas fronterizas a fin de «controlar» el movimiento migratorio de connacionales. Chile, Ecuador y Perú fueron algunas de esas naciones, pero lejos de detener el fenómeno migratorio, hicieron que los venezolanos empezaran a tomar rutas alternas aún más peligrosas.
Según informó el comisionado de la Organización de Estados Americanos para migrantes y refugiados venezolanos, David Smolansky, al menos 500.000 hermanos han salido de su nación entre diciembre 2020 y febrero de 2021, lo que significa que aumentó a 5.5 millones los connacionales que se han visto obligados a salir de Venezuela debido a la crisis económica nacional.
A propósito de eso, Ligia Bolívar, investigadora asociada del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello, aseguró en el foro de TalCual «Migración venezolana: ¿derechos humanos en peligro?» que, apenas se abrieron espacios de economía y levantaron algunas restricciones de movilización en las naciones andinas, los caminantes venezolanos volvieron a las carreteras.
En un recorrido que hizo por varias rutas que toman los migrantes para desplazarse hacia otros territorios, Arauca ,La Guajira, etc, pudo evidenciar que para los venezolanos el caminar desde un país a otro se ha vuelto una rutina.
«Conseguimos un señor que iba cons sus dos hijos desde Quito hasta Cúcuta para buscar a la esposa allá y regresar a Ecuador. También vimos a una pareja que había vivido en Perú, el niño que tiene es peruano, se regresaron a Venezuela y estaban saliendo otra vez para Perú. Este ir y venir, lamentablemente, ya se volvió algo normal», expresó Bolívar.
Destacó entonces que en tiempos de coronavirus ser caminante se ha vuelto mucho más complicado, pues ya no caminan desde la frontera de Venezuela hacia el destino final que establecen, sino que tienen que caminar desde sus casas hasta el país donde harán vida. Esto debido a que no hay transporte, no hay gasolina o porque no tienen capacidad monetaria para poder pagar pasajes. Dio el ejemplo de un venezolano que sale desde su hogar en Puerto La Cruz, cuando llega a San Antonio del Táchira ya lleva más de 10000 kilómetros.
«En ese recorrido están expuestos a todo lo que conocemos que hace la Guardia Nacional. Les quitan la comida que llevan para el camino, un par de zapatos adicional se lo quitan, un reloj, y cuando llegan a la fronteras ya llegan cansados y despojados de sus pertenencias», comentó.
Y así como ocurre eso en la frontera colombiana, pasa algo parecido en la brasileña. Dijo que en Brasil, los militares se niegan a recibir migrantes venezolanos. 1.500 personas están teniendo que dormir en asientos de autobuses mientras existen 2500 cupos libres en refugios. Esa decisión a su juicio obedece a una visión formalista del caso.