Zonas económicas especiales buscan atraer dólares, pero se teme de dónde vendrán
Con el proyecto de las zonas económicas especiales para Venezuela se busca atraer divisas y así recuperar ingresos y productividad. Sin embargo, existe el temor de que no haya una vigilancia clara sobre las nuevas inversiones y que el mercado interno esté preparado para recibirlas
El objetivo fundamental de las zonas económicas especiales (ZEE) es la de atraer inversiones. No obstante, el proyecto de ley que plantea la administración de Nicolás Maduro debe ser lo más transparente posible en cuanto a los requerimientos, beneficios y operatividad, dicen analistas. Al mismo tiempo, el Estado debe garantizar servicios e infraestructura públicas a nivel de estándares internacionales.
Es justo por esto último que sobre este tema surgen dudas, temores e interrogantes: ¿Los servicios públicos en el país están preparados para ello? ¿Habrá garantía de la mano de obra venezolana? ¿Cuál será la calidad de los inversionistas? Y principalmente ¿Cuál será el origen de los fondos? ¿Se está preparado para hacer la vigilancia correcta al ingresos de esos recursos?
Analistas sostienen que para crear ZEE deben darse un conjunto de condiciones que ahora no parecen estar presentes en Venezuela, entre ellas, una economía sana sin altos niveles de inflación y devaluación, una infraestructura de servicios solida, un mediano desarrollo productivo y una flexibilización impositiva. Tienen dudas sobre el verdadero objetivo de este proyecto, si será transparente el ingreso de los capitales al país, si será una excusa para vender activos estatales a empresarios amigos o si será una imitación del modelo chino basado en una apertura económica controlada solo por el gobierno.
Hasta la fecha, se han presentado tres proyectos de ley de ZEE. El último contempla seis capítulos y pretende regular la creación de actividades productivas, proyectos de desarrollo, estímulos económicos, fiscales, laborales y medios alternativos de producción como cripto-activos, entre otros.
«Las primeras inversiones serán efectuadas por venezolanos que tienen recursos en el exterior y desean repatriarlos. Es más, muchos empresarios venezolanos que se fueron y quieren volver, retornarán de la mano de inversionistas internacionales en un esquema de empresas mixtas», dijo recientemente Juan Arias Palacio, viceministro para el desarrollo de las ZEE al portal Sputnik.
Recalcó que en Venezuela ya existen ocho ZEE creadas por decreto, pero los avances aún son débiles, por lo que desarrollarlas requiere mucho más que un decreto de creación. Dijo además, que esperan captar inversionistas de Europa, África, Vietnam y Japón, que permitan generar un nuevo modelo de formación y producción para generar proyectos, así como dinamizar las áreas de desarrollo.
«Necesitamos un marco legal con robustas garantías jurídicas; un ecosistema institucional funcional y confiable, con trámites simples y ágiles; los abundantes recursos económicos que exigen los procesos productivos; el talento humano capacitado, así como el sistema educativo que satisfaga su permanente demanda; las redes viales, férreas, portuarias y aeroportuarias que faciliten el transporte de bienes de capital, materias primas, insumos y mercancías; telecomunicaciones; sistemas de seguridad, además de todos los múltiples servicios que demandarán estas zonas, llamadas a convertirse en las ciudades productivas de nuestro futuro», dijo Palacio.
Venezuela cumplirá en 2021 ocho años en recesión y en medio de un proceso hiperinflacionario y de devaluación, que ha generado crisis económica y una emergencia humanitaria compleja. La disminución de los ingresos en divisas debido a la caída de la producción petrolera que se profundizó tras las sanciones de Estados Unidos contra Pdvsa, desató un grave problema de flujo de caja del Estado. En este entorno, la administración de Maduro busca alternativas para atraer inversiones.
«Como no les ha funcionado la ley antibloqueo ya que muy pocos han querido invertir en el país por temor a las sanciones, ahora quieren relanzar el tema de las zonas económicas especiales para tratar de ver si consiguen hacer las operaciones con divisas que más les convenga», acotó una fuente que prefirió mantener su anonimato.
Para el profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV) Paulino Betancourt, resulta cuesta arriba pensar quién querrá invertir en la economía venezolana en las actuales condiciones, y especialmente cómo se van a incorporar los industriales venezolanos en la cadena de valor pensado en su limitada capacidad de producción y reducción en el mercado interno.
«Con cuál tecnología competirán nuestros empresarios en esa cadena de valor. El conocimiento y equipos serán traídos por las compañías extranjeras. En la propuesta de ley no se establece per se cómo se va a modernizar la industria nacional, esto se debió contemplar. La ley es un riesgo que va a frenar aún más el desarrollo del país, se dependerá de una mano de obra calificada que no existe. Son altos costos de transportes muy altos, por lo que subcontrataciones internacionales serán complejas y esto limitaría las negociaciones. Necesitaríamos una ZEE para todo el país», dijo Betancourt.
A juicio del diputado de la Asamblea Nacional de 2015, Luis Barragán, las ZEE son una «bomba de oxígeno al sistema comunal que ha fallado en el país», dado que con ellas se busca «imitar a China, en el sostenimiento del modelo comunista y tomando lo que va quedando del país para subastarlo».
Barragán considera que las ZEE pueden generar un «nuevo rentismo» similar a la renta petrolera que ha imperado en el país años tras años. Su apreciación se basa en que existe el riesgo de que la economía solo pueda depender de los recursos que lleguen desde el exterior, sin mayor repercusión en los sectores productivos nacionales.
«En 2014 se habló de ello y resucitó en 2021. Temo que no serán los más limpios y transparentes capitales que vendrán a Venezuela. Existe el riesgo de una zonificación económica de las mafias».
Recuperar las exportaciones
Una zona económica especial es un espacio geográfico dentro de un país con una normativa y procedimientos distintos al resto de esa nación. Entre sus características, deben contar con una infraestructura de calidad cumpliendo con los estándares internacionales que la haga competitiva frente a otras ZEE que existen en otras partes del mundo. Es decir, buenos servicios públicos, plantas industriales, comerciales, telecomunicaciones, transporte y logística óptimas.
El objetivo fundamental de las ZEE es atraer inversiones extranjeras que traigan tecnología y producción de bienes y servicios; pero que también contribuyan a incrementar las exportaciones.
En este sentido, a pesar de las dudas sobre los motivos de las ZEE, se escuchan otras voces que consideran sus bondades, si se crean con reglas claras. Ramón Goyo, presidente de la Asociación Venezolana de Exportadores (AVEX), sostiene que es importante que esas inversiones también se involucren en toda la cadena de producción, y especialmente en la compra de materias primas, bienes y servicios que provea el resto del país. Es por ello que el resto de la economía debe también funcionar bien.
«Los actuales niveles de producción del país son muy bajos, las regiones industriales están bastante solas, pero hay una infraestructura. En la AVEX proponemos que algunas de esas zonas industriales se deben asignar como ZEE, porque son los únicos espacios donde se arrancaría con una infraestructura, pero se requiere fortalecer los servicios de electricidad, agua, telecomunicaciones y vialidad», dijo.
Afirma que de esa manera, las empresas que están funcionando hoy a media máquina puedan recuperarse eventualmente, y aquellas que están cerradas se pueden abrir potenciándolos hacia la exportación. «Nueva Esparta y Paraguaná son zonas francas, pero Nueva Esparta no se va ha recuperar si no se inyectan recursos para mejorar su deteriorada infraestructura de servicios, garantizar suministro de combustible y seguridad».
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Goyo considera que para ello el inversionista extranjero debe requerir una base legal o regulatoria muy transparente y similar a las que existen en otras partes del mundo. Es decir, que tengan las reglas claras para poder invertir en Venezuela.
«Para ellos es prioritario tener claro cómo será la recuperación del capital que va a invertir, cómo se hará el traslado de sus ganancias por la operatividad a sus países de origen, cuáles serán los beneficios en materia impositiva y facilidades tributarias, entre ellos el impuesto al consumo (IVA) y los aduanales de importación. Estamos analizando el proyecto de ley que ya se aprobó en primer discusión, y observamos que entra en contradicción con otras normas como la Ley de Inversiones Extranjeras. Hemos conseguido que hay una dualidad de funciones».
¿Protección al privado?
Las dudas sobre las intenciones de las ZEE provienen de años de gestión chavista en los cuales se han aplicado medidas y decretos en contra del sector privado, a pesar de las afirmaciones de funcionarios que detallan las bondades del proyecto de ley. Aseguran que se les dará protección al sector privado nacional e internacional, pero muchos se preguntan si la protección será para todos.
«El sector privado es primordial en el fortalecimiento de la economía venezolana. Estamos evaluando con esta normativa eliminar las expropiaciones al que invierta en Venezuela y revertir aquellas expropiaciones cuando el sector privado así lo requiera. Aunque la gente lo pueda interpretar mal de alguna manera, tenemos que colocarle una alfombra roja, una alfombra de atenciones al sector privado, hay que darle la mano, atenderlo, comprenderlo, para poder entre todos sumar una gran voluntad», afirmó el diputado a la Asamblea Nacional de 2019, José Gregorio Vielma Mora en una entrevista al canal Globovisión.
Por su parte, el diputado Rodolfo Sanz, vicepresidente de la Comisión de Energía y Petróleo de la AN oficialista, dijo que en algunas zonas del país pueden desarrollarse regímenes especiales distintos que las conviertan en territorios fértiles para el turismo e inversión extranjera. Por ejemplo, indicó que serían la región oriental, igualmente Bolívar y Amazonas donde hay minerales y recursos estratégicos; al igual que una zona económica occidental de industrias petroquímicas.
«Uno de los aspectos más importantes de la situación económica venezolana es que no hay proceso acumulación de capital en el sector empresarial nacional que permita hacer las inversiones que el sector económico necesita, por lo cual urge la inversión extranjera», puntualizó durante una entrevista al programa 2+2 en Unión Radio.
Sanz afirmó que prevén participación del empresariado nacional, sin embargo, acotó que se requiere prioritariamente inversión extranjera, debido a la magnitud de capital requerido.
Para el diputado de la AN de 2015, José Guerra, luego del «fracasado conglomerado de empresas y en quiebra del Estado venezolano, el nuevo ensayo consiste en la copia del modelo chino de zonas económicas especiales para darle facilidades a los empresarios, principalmente extranjeros para que se instalen en Venezuela, mediante exoneraciones fiscales, terrenos, cierto nivel de infraestructura y, sobre todo, lo único que el régimen puede asegurar: salarios miserables de la fuerza de trabajo nacional, hoy pagada a precio de gallina flaca».
Explica que para que las ZEE sean fructíferas deben darse un conjunto de condiciones que ahora no parecen estar presentes en Venezuela salvo lo barato de la mano de obra y la ausencia de sindicatos.
«Con una hiperinflación e inestabilidad del tipo de cambio no parece haber ambiente propicio para que se materialice el proceso de inversión porque ningún inversionista sabe a qué atenerse en materia de rentabilidad de la inversión».
Por otra parte, Guerra resalta que si los bienes producidos son destinados al mercado interno en una buena parte, entonces sobre ellos pende la amenaza del control de precios, todavía vigente. Mientras que en el caso de que los bienes se destinen al mercado exterior para favorecer la base exportadora, la única posibilidad de éxito es que se termine dolarizando todas las actividades asociadas a esas zonas para aislarlas así de la hiperinflación y la inestabilidad de la moneda.