7 millones de venezolanos necesitarán ayuda humanitaria en el 2021, según la OCHA
Según la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCHA), Venezuela encabeza en este momento el «mayor movimiento de refugiados y migrantes en la historia reciente de América Latina y el Caribe»
7 millones se lee fácil, pero esta esta la cantidad de venezolanos que necesita respuesta humanitaria debido a sus graves condiciones de vulnerabilidad, así lo señala el más reciente informe publicado por la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de cara al 2021.
Como parte de su Panorama Global Humanitario, la OCHA incluyó nuevamente a Venezuela entre los 56 países a nivel mundial que necesitan asistencia y forman parte de plan de atención para el próximo año.
Las condiciones de crisis económica, política, y bajo un contexto de emergencia humanitaria compleja, han agravado de manera acelerada el estilo de vida de los ciudadanos, empeorando durante este año por la llegada de la pandemia de covid-19, es por esto, que la OCHA ha decidido extender su alcance en el marco de su Plan de Respuesta Humanitaria para 2021.
Pretendiendo entonces llegar a 4.5 millones de venezolanos, para lo que necesitarán 762,5 millones de dólares.
Desde esta organización aseguran que la situación humanitaria en Venezuela continuará durante todo el 2021, ante el escenario de aumento en los niveles de pobreza de los ciudadanos. «Se espera que han contraído en un 26 por ciento en el año 2020 el PIB del país, probablemente como resultado un aumento de las tasas de pobreza y una mayor reducción en los servicios esenciales. Se espera que la seguridad alimentaria y la nutrición sigan siendo un tema clave debido a la disminución del poder adquisitivo, así como a los desafíos de la producción local de alimentos».
Sin embargo, resaltan que durante el 2020 no se pudieron lograr los objetivos en cuanto ayuda humanitaria, y solo se llegó a 3,7 millones de personas con algún tipo de asistencia – de los 4 millones establecidos en el plan para este año – principalmente se les brindó atención en el área de salud, atención relacionada al covid-19, agua, protección y educación.
En el 2021, los objetivos del plan de Respuesta Humanitaria de la OCHA para Venezuela se centrarán en:
- Brindar asistencia para salvar vidas con intervenciones críticas de salud, nutrición, seguridad alimentaria, protección y WASH.
- Mejorar los niveles de vida mediante el fortalecimiento de los medios de vida, el mantenimiento de un acceso seguro y efectivo a los bienes y servicios esenciales y la garantía de refugios seguros y dignos para las personas en movimiento.
- Prevención, mitigación y respuesta a los riesgos de protección, incluidos los relacionados con la VBG, asociados con la movilidad humana y el abuso, la explotación y el abandono de niños, niñas y adolescentes. Se considerarán necesidades diferenciadas por edad y género, así como las de comunidades indígenas y personas con discapacidad.
Pero reiteran que todo esto será posible solo si cesa la politización de la ayuda humanitaria, si mejora la crisis de gasolina que se vive en Venezuela y se levantan las restricciones de viajes relacionadas con la covid-19, así como las restricciones administrativas que impiden en acceso al país a organizaciones, personal y suministro.
Además, subrayan que el Plan de Respuesta Humanitaria para Venezuela fue uno de los más bajos a nivel mundial durante el 2020, por lo que consideran urgente la implementación de fondos adicionales urgentes.
Destacan que a principios de 2020, la situación humanitaria de Venezuela parecía estabilizarse. Según la OCHA, una serie de medidas dieron un respiro a la economía y ayudaron a controlar la inflación. El aumento de las remesas brindó un salvavidas para muchos y la respuesta humanitaria contribuyó a abordar algunas de las necesidades más urgentes.
Lamentablemente está tendencia fue revertida por la covid-19 y agravada por el aumento de los costos de los alimentos y los artículos no alimentarios esenciales, la disminución de las remesas y la caída de los precios mundiales del petróleo. Las dificultades para las personas vulnerables han aumentado y han surgido nuevas necesidades.
Después de muchos años la seguridad alimentaria y la nutrición siguen siendo una preocupación fundamental en el país. En 2019, una evaluación estimó que 2,3 millones de venezolanos padecían inseguridad alimentaria grave y otros 7 millones padecían inseguridad alimentaria moderada. La tasa de desnutrición ha aumentado del 2,5% en 2010-2012 al 31,4% en 2017-2019. Según datos del régimen de Nicolás Maduro, las tasas de desnutrición aguda severa entre los niños menores de cinco años fueron del 4% en 2019, con un 10% adicional en riesgo.
Venezuela cierra el año con 5,5 millones de migrantes
Según la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCHA), Venezuela encabeza en este momento el «mayor movimiento de refugiados y migrantes en la historia reciente de América Latina y el Caribe», y es que para noviembre de 2020 habían aproximadamente 5,5 millones de refugiados y migrantes venezolanos, de ellos al menos 4,6 millones están alojados solo en la región, incluido un millón estimado en situación irregular.
Ni siquiera los efectos socioeconómicos generados por la pandemia de covid-19, han frenado la solidaridad internacional con los venezolanos, «facilitando el acceso a los derechos básicos y servicios que salvan vidas y apoyando su integración», sin embargo, en medio de este contexto estos espacios también se han visto afectados por la «ya precaria situación de muchos refugiados y migrantes de Venezuela y las comunidades de acogidas», alcanzando en este momento niveles alarmantes.
Algunos países han incluido a los venezolanos en los programas de bienestar social implementados durante la pandemia, pero es necesario que los socios del Plataforma Regional de Coordinación Interinstitucional (R4V) aumenten significativamente los esfuerzos para ayudar a las personas en situaciones cada vez más precarias.
En una región caracterizada por altos niveles de trabajo informal, la implementación de medidas destinadas a frenar la propagación del covid-19 (incluidos cierres de fronteras, encierros, toques de queda y otras medidas de cuarentena) ha tenido un impacto desproporcionadamente grave en refugiados y migrantes. Sin ahorros o redes de seguridad social alternativas, muchas personas no pueden cubrir sus necesidades básicas o acceder a servicios vitales debido a la pérdida de empleo.
Los movimientos detenidos o limitados entre fronteras han reducido la capacidad de los refugiados y migrantes para entrar y permanecer regularmente en algunos países en 2020. Esto ha resultado en un aumento de los cruces fronterizos irregulares y la exposición a riesgos de protección.
El deterioro de la situación económica y social en muchos países hizo que algunos refugiados y migrantes consideraran regresar, a menudo a través de canales irregulares, mejor conocidos como trochas, lo que coloca en riesgo la vida de estas personas y los hace blanco fácil para grupos delictivos.
Sin embargo, para finales de año estos retornos han mostrado un efecto giratorio, registrando mayor reentradas a países vecinos.
Es por esto que desde la OCHA esperan que para el 2021 continúen los movimientos de refugiados y migrantes en la región, incluso a través de pasos irregulares, a pesar del impacto duradero de la pandemia covid-19, las posibles restricciones en los cruces fronterizos y la falta de oportunidades para regularizar su estadía en los países de destino.
Recordemos que la estadía ilegal de estos venezolanos en países de la región, solo se prestan para hacerlos aún más vulnerables a grupos criminales, a riesgo de caer en redes de explotación, abuso, discriminación, contrabando y trata.
Debido a las complejas perspectivas económicas y políticas, el aumento de la dependencia de la asistencia humanitaria de emergencia en las áreas de salud, refugio, alimentación, protección y acceso a la educación se refleja en el aumento de las necesidades descritas en el Plan de Respuesta a Refugiados y Migrantes de 2021.
En 2021, fortalecerá aún más la coherencia y la coherencia en toda la respuesta. La respuesta refleja las diversas necesidades temáticas y objetivos de respuesta, y está estructurada en nueve sectores regionales con el apoyo adicional de seis grupos de trabajo, todos liderados por diferentes ONG y agencias de la ONU que continuarán brindando liderazgo sectorial estratégico.
Violencia, xenofobia y salud mental, riesgo latentes
Este organismo internacional reporta que la pandemia ha provocado un aumento en los casos de violencia de género, así como la necesidad de las personas de recibir atención de salud metal.
Los niños y mujeres son los más vulnerables ante este escenario, en el que muchos se encuentras separados de sus familias, aumentando sus posibilidades de ser víctimas de violencia de género y trata.
Además, muchas personas fueron confinadas junto a sus agresores, en hogares en los que se vivía bajo la sombra de la violencia está se incremento durante el encierro. Los niños y adolescentes se han visto particularmente afectados, enfrentando riesgos de protección y altos niveles de estrés y ansiedad, con servicios limitados de salud mental y apoyo psicosocial disponibles.
Según este informe de la OCHA, la xenofobia y la estigmatización van en aumento, a menudo basadas en percepciones negativas asociadas con el miedo a propagar el virus y el aumento de las tasas de desalojos y personas sin hogar, lo que conduce a un círculo vicioso de irregularidad, vulnerabilidad, destino y estigmatización.
Cierres de escuela afectaron a 6,8 millones de estudiantes
Cuando se anunciaron los primeros casos de covid-19 en marzo de este año, el régimen de Nicolás Maduro implementó rápidamente una medida de cuarentena social, con el objetivo de frenar la propagación del virus, que luego presentó un pico en septiembre, el número de casos se ha estabilizado y se gestiona dentro de la capacidad existente y el apoyo humanitario. El acceso limitado al agua potable, la higiene y a los Equipos de Protección Personal (EPP) y la baja capacidad de prueba de PCR siguen siendo un desafío a pesar de las mejoras recientes.
Antes de la pandemia, el sistema de salud venezolano ya estaba bajo presión. Los importantes avances logrados el año pasado para controlar enfermedades transmisibles como la malaria y el sarampión están en riesgo debido a que la vigilancia epidemiológica y las vacunas han sido un desafío debido al covid-19. «Los pacientes corren riesgo ya que los centros de salud siguen luchando por garantizar un suministro de agua y servicios de saneamiento adecuados. A medida que los recursos se reasignan a la respuesta covid-19, otros servicios de salud esenciales se han visto afectados».
Pero no solo la alimentación, la violencia, la salud y la migración, estuvieron el riesgo durante este año, la pandemia también golpeó y con fuerza a los niños, adolescentes y todos los jóvenes que conforman el sistema educativo.
«Los cierres de escuelas para mitigar la propagación del covid-19 ha afectado a 6,8 millones de estudiantes», dice el informe, en el que se detalla que solo en el 2019 casi un millones de niños abandonaron sus estudios.
Ante este escenarios se preparan los venezolanos para el próximo año nuevo, marcado por la crisis.
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