A un año de la pausa de México: EEUU opta por diálogo pragmático con Maduro
Este domingo 16 de octubre se cumple un año desde que Nicolás Maduro suspendió el diálogo que se había instalado en México con la oposición, pero en los últimos siete meses su gobierno ha negociado directamente con EEUU. Miguel Ángel Martínez Meucci, especialista en conflicto político, señala que hay cambios por parte del gobierno de Joe Biden en la manera de entender y abordar el problema venezolano. El abogado Juan Raffalli, que ha participado como asesor técnico en varios procesos de diálogo, no descarta que en cualquier momento se restablezca la Mesa de Negociación, «una instancia que está latente y tiene organicidad». Por su parte, Daniel Varnagy, doctor en ciencias políticas, señala que la negociación es un proceso abierto
El 16 de octubre de 2021 el gobierno de Nicolás Maduro puso una pausa unilateral al diálogo con la Plataforma Unitaria que se desarrollaba desde el mes de agosto de ese mismo año en México. El argumento fue la extradición del empresario colombiano Alex Saab, a quien el Ejecutivo le adjudicó un sobrevenido rol diplomático.
«Los derechos humanos de Alex Saab han sido violados por el Gobierno de Cabo Verde y el sistema jurídico de ese país», argumentó, entonces, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional (AN) oficialista y jefe de la delegación gubernamental,
El proceso que ha tenido como escenario a México, bajo el nombre de Mesa de Negociación y Diálogo, cuenta con la facilitación del Reino de Noruega.
Aunque desde finales del año pasado la oposición, diversos sectores de la sociedad civil y la comunidad internacional han llamado a retomar el curso de la mesa, un año después, al menos formalmente, la administración de Maduro no ha concretado una nueva vuelta al diálogo con sus adversarios, pero sí ha logrado acuerdos de Estado a Estado con el Gobierno del demócrata Joe Biden.
El más reciente de estos acuerdos se produjo el 1 de octubre, con el canje de Efraín Campo Flores y Francisco Flores de Freitas, sobrinos de la primera dama Cilia Flores y condenados por narcotráfico a 18 años de prisión en una cárcel federal de Estados Unidos. El intercambio se dio por seis ciudadanos estadounidenses de la empresa Citgo, filial de Pdvsa.
El gobierno de Maduro dijo que «saluda el resultado de estas conversaciones y hace votos por la preservación de la paz y la concordia con todas las naciones de nuestra región y el mundo».
Antes de eso, el pasado 17 de junio, Carlos Erik Malpica Flores, extesorero de la nación, fue excluido de la lista de sancionados del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Malpica Flores también fue vicepresidente de Finanzas de Pdvsa. También sobrino de Cilia Flores, Malpica fue señalado de presunta vinculación con operaciones de lavado de dinero y sancionado por EEUU en 2017.
Las primeras señales de diálogo del madurismo con Estados Unidos comenzaron a ser visibles en marzo de este año, tras la visita de una delegación norteamericana a Miraflores, poco días después de la invasión de Rusia a Ucrania. El segundo encuentro fue informado, el 28 de junio, por el mismo Maduro.
El gobernante refirió que la delegación fue recibida por el presidente de la Asamblea Nacional, diputado Jorge Rodríguez (PSUV) «para darle continuidad a las comunicaciones iniciadas el 5 de marzo y a la agenda bilateral entre el Gobierno de EEUU y el Gobierno de Venezuela».
Pese a los acuerdos bilaterales, EEUU mantiene sus llamados al retorno a la Mesa de Negociación y Diálogo. El 6 de octubre, Biden enfatizó que Maduro tiene que hacer «mucho» antes de que se alivien las sanciones. La afirmación del mandatario se produjo luego de que un texto de The Wall Street Journal señaló que hay un supuesta intención de EEUU de relajar las sanciones para que Chevron produzca crudo.
A finales de septiembre, el subsecretario de Estado de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, dijo que Estados Unidos (EEUU) está enfocado en lograr que el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición regresen a las mesas de diálogo en México.
Uno de los delegados opositores en la mesa de diálogo, consultado por TalCual para este texto, aseguró que se mantienen los esfuerzos por regresar a México. «Aunque estamos más cerca, desde mi punto de vista, hay unos nudos importantes. Mi opinión es que hoy a México le faltan cosas», dijo el dirigente que hizo el comentario con la condición de anonimato y no precisó más detalles.
En mayo, Jorge Rodríguez y el jefe de la delegación de la Plataforma Unitaria, Gerardo Blyde, anunciaron la realización de reuniones preparatorias para retornar al diálogo en México, pero hasta la fecha no hay anuncio formal.
«En reunión de trabajo para planes a futuro, en el rescate del espíritu de México», escribieron los representantes del oficialismo y la oposición, en un post que fue acompañado de una imagen de la reunión del 17 de mayo.
El abogado constitucionalista Juan Manuel Raffalli, quien ha participado en la parte técnica de varios de los procesos de diálogo en el país, sostiene que se abrió una negociación directa entre los gobiernos de EEUU y Venezuela que se han desarrollado en los temas de liberaciones recíproca de presos y algunos acuerdos energéticos que todavía no han llegado a una flexibilización mayor de las sanciones.
«Estamos ahora en un proceso de diálogo a dos niveles. Yo creo que, además, el hecho de que la oposición no se siente en México, no quiere decir que algunos de sus representantes no continúen en conversaciones puntuales y sobre la base de acuerdos específicos con el gobierno aunque no esté formalmente instalada la Mesa de Negociación», asevera Raffalli.
El abogado acota que, actualmente, el gobierno tiene una necesidad distinta a entrar en un proceso de regularización y acuerdos sobre la situación general de Venezuela. Destaca que esa necesidad sigue siendo el tema económico y pone como ejemplo el pago de aguinaldos en cuatro partes como revelador de las condiciones del país.
La Mesa de Diálogo no está clausurada
Miguel Ángel Martínez Meucci, doctor en Conflicto Político y Procesos de Pacificación, enfatiza que pese a que desde hace un año no hay reanudación formal del diálogo, la mesa en México no puede darse por concluida. Recuerda que en política nada es definitivo, por cuanto las cosas pueden ir en una dirección y después cambiar, ya que hay una sujeción a los cambios de contexto y de los factores.
«Lo que sí veo que se ha ido desarrollando a lo largo de este último año es que por acontecimientos internos de cada país y de carácter internacional como la guerra en Ucrania, la actitud del gobierno norteamericano se ha vuelto mucho más pragmática, en el sentido de que de una agenda muy centrada con cierto tipo de intereses en Venezuela se está pasando a una agenda distinta. Hay un cambio en la agenda», señala.
El investigador refiere que pese a que funcionarios de Estados Unidos insisten en señalar que la política es la misma, resulta evidente que hay un giro en la manera de entender y abordar el problema venezolano.
«Esto quiere decir, desde mi punto de vista, que la prioridad en este momento para los estadounidenses es la estabilidad en Venezuela. No tanto el hecho de que pueda haber unas elecciones libres», asevera Miguel Ángel Martínez Meucci.
Agrega que la promoción de elecciones libres no ha salido de la lista de objetivos de la administración de Joe Biden. Pero, destaca, es un interés que pasa de los primeros puestos a ubicarse en un segundo lugar. Advierte que saber si habrá elecciones competitivas en el país podría comenzarse a despejarse dentro de un año.
Asimismo, Martínez Meucci afirma que la política estadounidense de respaldo e impulso a la oposición venezolana está cediendo el paso a una política de entendimiento pragmático con Maduro. Eso no significa que haya una visión compartida de las cosas —aclara— porque persiste una clarísima diferencia ideológica en cuanto a lo que deben ser los gobiernos, pero EEUU prefiere, en este momento, «un entendimiento pragmático, un modus vivendi con Maduro.
Otro aspecto ponderado por Miguel Ángel Martínez Meucci es que Estados Unidos está pasando de ser un actor que apoyaba a la oposición venezolana en sus negociaciones con el chavismo, a mantener negociaciones directas con el chavismo, en un entendimiento de Estado a Estado.
El doctor en Conflicto Político y Procesos de Pacificación sostiene que los acuerdos de Miraflores con EEUU no excluyen la posibilidad de continuar con la Mesa de Negociación. Pero, insiste en que el interés estadounidense está sujeto a una agenda geopolítica que está marcada por los asuntos con Ucrania y la confrontación con Rusia.
En ese sentido, Martínez Meucci puntualiza que el gobierno de Biden no ve demasiado provecho en apoyar a los demócratas venezolanos. Mantendrá el respaldo, pero sin invertir mayor energía.
«En cambio, sí le interesa poder tener acceso a las reservas de hidrocarburos, de gas natural, petróleo, etc. Por eso, está el tema de Chevron. Ya se anunció que la idea es ir desescalando las sanciones porque se busca permitir que Chevron vuelva a funcionar. Lógicamente, hay muchos grupos de interés que están haciendo lobby que no son los actores necesariamente visibles, la oposición, el chavismo o el gobierno de los Estados Unidos, sino otros actores interesados en ese desescalamiento de las sanciones», plantea.
El investigador señala que de acuerdo al poder real que tiene cada uno de los actores de la negociación, la oposición venezolana —que califica como «sumamente precaria» en virtud de la persecución y de su fragmentación— tiene un peso escaso en el diálogo.
De allí, resalta, que la negociación se desplaza a Washington-Caracas, Maduro-Gobierno de Biden. Sin embargo, advierte que esa relación siempre va a estar marcada por la desconfianza.
Miguel Ángel Martínez Meucci indica que para los demócratas venezolanos es una situación muy dura la carencia de peso para ser significativos para la negociación. Aunque desde mayo de este año se ha dicho que el regreso a México está cerca, hasta ahora, no ha pasado.
«Yo, por ejemplo, no puedo saber cuál es el contenido de las negociaciones, cuáles son los contactos que se están haciendo. Lo que puedo ver es el juego, desde afuera, entendiendo la correlación de poderes y los intereses de los actores involucrados que es lo que, finalmente, termina siendo determinante», argumenta.
Para Martínez queda claro que, en este momento, Maduro difícilmente se vea obligado a conceder mejores condiciones para una consulta electoral. Opina que el gobernante no siente presión porque, entre otras cosas, las presidenciales son en el 2024.
Para Juan Manuel Raffalli hay un aspecto claro y es que los temas políticos electorales requieren del actor fundamental en Venezuela que son los partidos, con lo cual, México sigue siendo importante, afirma.
«Como administración Biden, esos temas no pueden resolverse con Maduro. Allí, evidentemente, tiene que haber una participación más directa de los actores políticos que son coprotagonistas del tema aquí en Venezuela», indica.
Raffalli señala que en este caso privan elementos de operatividad y de practicidad. En ese sentido, a diferencia del tema económico y de sanciones, en los que la oposición «no tiene nada que imponer», en materia política sí se requiere su participación.
«No pueden imponer un acuerdo Biden-Maduro sin contar con la anuencia de eso que se llama la Plataforma Unitaria, que por muy golpeada que esté en términos de representatividad por todo lo que ha ocurrido, sigue siendo la instancia de reconocimiento de la oposición», expresa el abogado.
Destaca que las conversaciones son permanentes aunque no haya procesos formales sino puntos de contactos que son naturales dentro de la dinámica política.
«Hay algo que es fundamental aquí, independientemente del tema México, sanciones o no sanciones; la oposición tiene, en este momento, todo su esfuerzo en las primarias, en una comisión nacional que sea confiable, que active y movilice políticamente, que le dé el piso de origen a un líder», destaca Raffalli.
Añade que, al final, todos los temas están relacionados. «No se puede hablar nada más de sanciones o de materia energética o de liberación de presos políticos sin hablar de reinstitucionalización y de elecciones». En ese sentido, opina que no se puede cerrar ningún mecanismo de negociación hasta que el objetivo no sea alcanzado.
«La Mesa de Negociación y Diálogo se queda como una instancia latente que tiene organicidad, reconocimiento, tiene además el apoyo de muchos presidentes. No descarto que en cualquier momento pueda reestablecerse ese mecanismo», puntualiza.
La negociación sigue
Daniel Varnagy, doctor en ciencias políticas, dice que dentro del diálogo hay una parte visible, audible, que remite a la suspensión de la negociación hace un año. Expone que esa es la capa superior, superficial, del proceso.
«Pero la capa más profunda es exactamente lo opuesto. Las negociaciones han seguido, pero no de la forma convencional, como ocurrió en otros procesos. El resultado de la negociación que está en curso es, por ejemplo, la estabilidad del sistema».
Agrega que otro ejemplo de los resultados de la negociación actual es que el tema de los sobrinos Flores y de los presos políticos ha bajado muchísimo el volumen, pero no por los medios de comunicación.
«Ha habido como una ausencia de respuesta política sobre el tema. Está perfectamente claro que en todo esto que ocurrió —y que nosotros lo vemos como negociaciones de gobierno a gobierno entre Venezuela y Estados Unidos— hay un componente de acuerdos tripartitos, porque hay una gran cantidad de venezolanos en EEUU que hacen dirigencia política importante; algunos dijeron algunas pocas cosas, aquí se dijeron otras, pero el volumen bajó muy rápido», asegura.
Afirma que hay muchos más acuerdos que desacuerdos entre el oficialismo y la dirigencia opositora. Destaca que la negociación es un proceso abierto.
Daniel Varnagy enfatiza que no debe pasarse por alto que Estados Unidos está en guerra y a favor de Ucrania, aunque no va a ir al frente de batalla como Rusia.
«EEUU necesita del petróleo venezolano como ocurrió en la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos está flexibilizando algunas de sus políticas hacia el gobierno venezolano para poder negociar el tema petrolero», señala.
Sobre la negociación en torno a los temas electorales, el investigador recuerda que Maduro evalúa adelantar las elecciones, como lo asomó recientemente. «Pero, en cualquier caso, ahora no es su principal preocupación», añade.
Tanto el gobierno interino como los partidos de la Plataforma Unitaria puntualizaron que no tuvieron nada que ver en la negociación entre EEUU y Venezuela para el canje de los detenidos, a principios de octubre.
“El gobierno de los Estados Unidos decidió proceder con el intercambio, una decisión soberana y en potestad de nuestros aliados, en la que el Gobierno Encargado de Venezuela no tuvo nada que ver”, sostuvo el interinato que encabeza Juan Guaidó.
Además, resaltaron que el objetivo es liberar a Venezuela y “a todos los presos políticos civiles y militares «hoy secuestrados y torturados por la dictadura».
Por su parte, Primero Justicia (PJ) enfatizó que el acuerdo entre Maduro y EEUU no beneficia al pueblo de Venezuela ni sustituyen la negociación que «debemos sostener los actores venezolanos para alcanzar el cambio político».
En este sentido, PJ ratificó que lucha por «una negociación real entre venezolanos, poniendo el foco en condiciones para el mejor desarrollo de las elecciones de 2024 y 2025 y en aliviar la crisis económica y social».
Lea también: Negociación EEUU-Venezuela, los narcosobrinos y México: tres puntos no tan separados