Caminantes venezolanos no se detienen en su paso por llegar a la frontera
Las autoridades colombianas han anunciado el control de 39 pasos fronterizos ilegales, mejores conocidos como trochas, a través de los cuales pasan estos caminantes venezolanos, en su intento por llegar al país vecino, ya sea para instalarse o para usarlo como trampolín a otras naciones.
El peregrinaje que han emprendido cientos de venezolanos que buscan llegar caminando a la frontera colombiana no se detiene, cada vez son más los grupos de personas que continúan arriesgando su vida por llegar hasta la localidad San Antonio en el estado Táchira.
Niños, jóvenes, mujeres y personas de la tercera edad, integran los núcleos familiares que entran a la jurisdicción fronteriza para migrar hacia el vecino país, o con el fin de usar a Colombia como puente para dirigirse a otra nación, atravesando pasos ilegales y pagando altas sumas de dinero a las bandas criminales que operan en la localidad.
Una caminante que ingresó al municipio Bolívar de la entidad andina, contó a La Nación que durante su trayecto le ha tocado caminar grandes trechos y pagar por otros, «venimos de Valencia, estado Carabobo» expresó.
Esta mujer iba acompañada de otras, quienes buscaban con afán llegar a la ciudad fronteriza de Cúcuta en el lado colombiano. Todos venían con sus bolsos, costales o maletas, símbolos de un éxodo que no se para.
Las normas de bioseguridad son poco respetadas. Algunos usan el tapaboca, otros ni siquiera lo cargan cerca. A muchos solo los urge la idea de ingresar pronto a la nación neogranadina, un país donde los índices de contagios siguen galopando.
El secretario de Fronteras y Cooperación Internacional de Colombia, Víctor Bautista, aseguró que en medio de la pandemia generada por la covid-19 se ha agudizado el uso desmedido de las llamadas trochas para ingresar al país. La Policía Metropolitana de Cúcuta tiene identificados 39 pasos irregulares distribuidos entre Puerto Santander, Cúcuta y Villa del Rosario.
Según lo publicado por La Opinión, este flujo constante de personas, catalogado como migración pendular por Migración Colombia, llegó a sumar 35 mil personas en 2019, pero en el marco de la emergencia sanitaria generada por la pandemia del covid-19 y con la medida del cierre de las fronteras terrestres desde el 14 de marzo del 2019, es una situación que necesita de esfuerzos coordinados entre la Nación y el Territorio, pues ante la necesidad de acceder a víveres, medicinas, servicios de salud, laborales, educativos, entre otros.
“Es importante este enfoque de seguridad con la fuerza pública, pero es importante mostrarle al país y al mundo que esto no se va a resolver con un componente de seguridad como ya se ha intentado trabajar”, detalló.
El Hospital Universitario Erasmo Meoz esta semana hizo también un llamado al Gobierno Nacional para solicitar el pago de la deuda que los 62 mil millones de atención a migrantes. Una deuda que pone en aprietos el funcionamiento de uno de los hospitales públicos de la más importantes de la frontera. Por eso el Secretario Bautista enfatizó que esta crisis humanitaria incluye las atenciones diarias que hace la red de salud pública en la frontera.
“El país está diseñado para tener un mínimo de humanidad, esto es una situación que necesita control y seguridad, pero también hay una crisis humanitaria que desborda la capacidad del Estado y debemos encontrar algunas soluciones transitorias y alternativas, un flujo de 5 mil a 7 mil personas semanales es muy difícil de solventarlo, Colombia necesita el apoyo, la frontera necesita ese apoyo y lo que necesitamos es que se entienda esta situación en medio de una pandemia que tiene todas estas particularidades”.
Por eso la Gobernación de Norte de Santander, a través de la Secretaría de Fronteras y Cooperación Internacional, la Secretaría de Gobierno, en conjunto con la Policía Metropolitana de Cúcuta, la Trigésima Brigada del Ejército y la Alcaldía de Villa del Rosario, adelantan diariamente operativos de inspección, vigilancia y control que inmediaciones de la línea limítrofe.
Si embargo, los ciudadanos venezolanos siguen arriesgándose, en medio de un contexto de emergencia humanitaria compleja, acompañado de una de las peores crisis económicas de la historia
Con información de La Opinión de Cúcuta y La Nación
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