Cúcuta se consolida como ‘La Meca’ de las remesas para los venezolanos
Hasta mil venezolanos al día atienden las oficinas de envío de remesas de Cúcuta, muchos de los cuales viajan cientos de kilómetros para obtener una mejor tasa a la que recibirían en Venezuela
Por Rosalinda Hernández C.
Con su pequeña carrucha sostenida en la pared junto a una agencia de Western Union en Cúcuta, Joseph Carrillo ha esperado por más de cuatro horas para ser atendido. Como al igual que el centenar de personas en la fila, Carrillo cruzó desde la vecina Rubio para retirar el pago que consigna cada fin de mes un primo que migró a Perú.
“Con la plata que nos manda compramos comida, medicinas y otras cosas que necesitamos porque con la situación que vive Venezuela, eso es lo que toca: quien migra, trabaja y manda para ayudar a los que quedamos allá”, relata Carrillo, quien asegura que con los con 200.000 pesos que le envían (cerca de 1,25 millones de bolívares) compra mercado para alimentar por 15 días a su familia de siete miembros.
En la misma cola, Yoandry Peña “descansa” del viaje hecho desde Mérida a la frontera hasta la frontera: unos 240 kilómetros, un trayecto que cada mes hace para ir a la agencia de encomiendas. Como la mayoría de los entrevistados, coincide en que el dinero recibido producto de la remesa, es destinado principalmente a la compra de alimentos y medicinas.
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“No es fácil llegar de Mérida hasta aquí, se gasta en promedio 300.000 bolívares en puro pasajes, sin consumir nada, ni quedarse a dormir. Nos mandan entre 150 a 200 dólares. La situación en Venezuela está fatal, éramos los reyes y no lo sabíamos, ahora lamentablemente tenemos amoldarnos a vivir así o buscar la manera de irse del país y mandarle plata a los que quedan, como lo hace mi hermano desde México”, dice.
Historias como ésta se repiten en la vecina ciudad colombiana de Cúcuta, que ya no solo es sitio de paso obligatorio para quienes desean huir del país sino para aquellos que buscan el dinero enviado por familiares desde terceros países, única vía que les permites mantenerse en medio de una economía oficialmente sumida en la hiperinflación desde hace 22 meses.
Aunque no hay cifras oficiales, representantes de una de las empresas de remesas que pidió no ser identificado (políticas de la empresa), aseguró que en promedio se atienden entre 800 y 1.000 personas diarias en la zona metropolitana de Cúcuta
Con la cédula de identidad venezolana y la tarjeta de movilidad fronteriza (TMF), los venezolanos pueden retirar los envíos en cualquiera de seis agencias de Western Union repartidas en Cúcuta.
Es aceptable (también) presentar el pasaporte venezolano con los sellos de migración, requisito que es poco utilizado debido a lo complicado que resulta en Venezuela tener pasaporte, o soportar las largas colas que se hacen en las oficinas de migración (Colombia y Venezuela), que pueden durar varios días.
En Caracas nada
Para Adán Solórzano, lo más difícil del viaje de 20 horas para cubrir los 679 kilómetros que separan a Caracas de Cúcuta es el paso por el puente internacional Simón Bolívar. “Por la cantidad de personas que se amontonan en la vía”, dice el joven caraqueño que cada mes hace la travesía para cobrar el envió (entre 250 y 300 dólares) que le hace la mamá.
“Aprovecho y compro comida para llevar a Caracas, (arroz, espaguetis, azúcar, aceite, entre otros productos), sale mejor comprarlos aquí porque en Venezuela cuestan más”, relata Solórzano mientras cuatro horas después de su arribo para acceder a la taquilla de Western Union en la calle 11 de Cúcuta.
Cobrar el equivalente en Caracas no es una posibilidad. “Esa locura no la hago. Prefiero echarme el viaje porque allá me joden con la plata. Mejor que me den pesos, compro la comida y lo que necesite y si algo queda lo cambio por transferencia a mi cuenta bancaria en Venezuela (…) no vale la pena tener bolívares devaluados, no valen nada”.
Al igual que para caraqueño, Ángela León, una docente de San Cristóbal, viajar cada mes a Cúcuta representa un “sacrificio y una bendición”. A las 2 de la tarde aun aguardaba para ser atendida en la agencia de encomiendas. Había llegado a las 9:30 y recibió el ticket número 256.
Tiene primos en Estados Unidos y cada mes envían dinero para ayudarla. Comentó que lo hacen para contribuir con la crianza de su hija. “Apenas cobro el envío, compro aquí todo (pañales, leche, medicinas) porque algunas cosas no se consiguen allá y si las hay son demasiado costosas. Por ejemplo, un paquete de pañales en San Cristóbal puede salir en unos 300.000 bolívares y marcas desconocidas”, explica.
Remesas en alza
De acuerdo a cifras que registra el Banco de la República de Colombia, las remesas enviadas desde el exterior a la ciudad colombiana de Cúcuta se han incrementado considerablemente desde el año 2015.
Según el emisor, entre enero y septiembre de 2016 ingresaron a esa ciudad 97,4 millones de dólares, cifra que representó un alza de 53% respecto a los datos del año precedente. Para el 2017, el flujo de divisas llegado a la ciudad frontera se mantuvo prácticamente igual ($97,8 millones).
Aunque no se tienen los datos consolidados, al cierre del tercer trimestre de 2018 las remesas ingresadas solo a la capital de Norte Santander equivalían a 69,2 millones de dólares.
No obstante, se sabe que en 2018, el envío de remesas al país vecino tuvo un incremento de 16% en comparación con el año anterior hasta ubicarse en $6.411 millones, por encima del promedio mundial (9,6%), de acuerdo a las estadísticas del Banco de la República.
Si bien no existen datos que lo afirmen, se cree que el alza en la cifra de envíos de remesas a Colombia y específicamente a la ciudad fronteriza de Cúcuta, se relaciona con la migración de venezolanos movidos por la crisis que enfrenta el país.
Vientos de cambio
Las agencias de remesas han sufrido algunas modificaciones en Cúcuta tras la masiva llegada de venezolanos a cobrar dinero. Algunas han cerrado y otras mudadas a lugares más amplios o donde se pueda organizar mejor a los usuarios.
“Han cerrado varias porque algunos venezolanos le han dado un mal uso. A veces llegan a pelear por las colas y no aceptan que los colombianos tengan preferencias, como la de pasar directo a una taquilla especial a cobrar sin hacer colas de horas”, dijo un funcionario de la empresa de envíos que pidió no ser identificado.
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Durante el recorrido hecho por TalCual por varias agencias, entre 200 y 300 personas aguardaban turno a las afueras para cobrar el dinero que algún pariente en el exterior envió. La totalidad de los consultados eran venezolanos, provenientes de distintas regiones del país.
“Algunos venezolanos piensan que están en Venezuela y aquí no es como allá. Estamos en otro país y debemos respetar las normas y leyes de aquí. Hay que hacer las cosas con mesura, con calma porque no estamos en la casa. Hay gente que come y tira los desperdicios, vasos y servilletas al piso, teniendo a cinco pasos una cesta para la basura”, denuncia Manuel Ramírez, un de los tantos venezolanos que utilizan las agencias de encomiendas de Cúcuta como salvavidas antes la crisis.