El Paramilitarismo, por Santiago Boccanegra
Nicolás Maduro asomó que lo ocurrido en Tumeremo fue una acción de “paramilitares”. Anuncios similares se han dado antes. ¿Acaso es menos grave que un país tenga actividad parammilitar durante una década, denunciada por el propio Gobierno? ¿Qué hace la FAN para garantizar la seguridad nacional?
Esta semana, un grupo de periodistas en cobertura en Bolívar fueron llevados junto al Cicpc a una de las minas donde habrían ocurrido los asesinatos, de los cuales hay personas que dicen ser testigos. En el camino, el cuerpo policial dijo que abortaría el traslado “porque están tuiteando”.
Recogidos los equipos de mutuo acuerdo, para evitar “dar a conocer la ubicación”, se continuó la marcha para finalmente llegar a lo mismo: ya no vamos. Los reporteros en el lugar fueron informados por lugareños que servían de guías de cómo estaban a menos de 5 minutos del destino y aún así la orden fue dar marcha atrás.
Así se hizo y en la ruta de regreso uno de los carros, full de periodistas sin equipos pero con identificación -incluyendo prensa extranjera- fueron interceptados por un pelotón militar, fusil en mano, cañón al rostro. Fueron obligados a bajarse del vehículo (se habían separado del Cicpc en ese momento) y el militar, amenazante, tuvo que escuchar gritos y más gritos: “somos periodistas”.
El fusil nunca bajó, aunque los dejaron ir. Detalle interesante: el militar, aún uniformado, portaba una gorra cualquiera, como de civil. Ahora, en un país donde el propio Presidente dice que hay Paramilitares y en otras ocasiones se ha demostrado que se falsifican uniformes para tales actividades, ¿cómo es posible que el Ministerio de la Defensa y el general Antonio Benavides (jefe de esa zona) permita que uno de los suyos se muestre con una gorra civil? Cualquiera pudiera pensar que se trataba de un “paramilitar”. Y en el bosque no hay ley. A ello se suma que la violencia en la zona minera, donde la práctica de extracción ilegal parece no preocuparle al Gobierno, es moneda común, como el contrabando, las mafias y los intereses cruzados.
Que la excusa recurrente de un Gobierno durante una década sea la presencia de Paramilitarismo no solo abre la puerta a episodios de terror como el vivido (y miles que no se conocerán) sino a la desconfianza total en cualquier uniformado; sin contar con que es la admision más palpable de que el Estado no es capaz de garantizar su seguridad ni -de ser el caso- su soberanía.
Deja un comentario