La cruzada por la DOC para el ají margariteño, por Miro Popic
He estado buscando razones para no darle al Ají Margariteño el carácter de patrimonio alimentario protegido y la verdad es que no he encontrado ninguna. Lo que sí he encontrado son ventajas y beneficios de toda índole para una actividad agrícola alternativa que, actuando bajo normas de protección que resguarden su carácter único e irrepetible fuera de su geografía, se transforme en factor de progreso familiar, empresarial y colectivo que trascienda la frontera insular.
El Ají Margariteño como alimento constituye un marcador cultural importante que identifica una región y todo un pueblo, cuyo uso cotidiano y reiterado valoriza la cocina margariteña y la cocina venezolana
El otorgarle la Denominación de Origen Controlada a este humilde pero orgulloso fruto, generaría una dinámica de desarrollo local incalculable donde se combinan tanto deseos gastronómicos y culinarios como culturales, económicos y sociales, convirtiendo su cultivo, difusión y aprovechamiento, en un verdadero fenómeno regional y nacional.
El ají margariteño es una variedad de la especie Capsicum chinense que se caracteriza por su escaso carácter picante. Aparece mencionado en los primeros escritos de Indias como “dulce”, que no lo es. Primero silvestre y luego cultivado en pequeñas huertas familiares, el ají margariteño pasó rápidamente a ser parte del inventario alimentario que hoy identifica a sus pobladores y lo que se cocina y come en esa isla y sus alrededores. Si bien por siglos ha sido ingrediente indispensable de la cocina margariteña, no es sino en las últimas décadas que se ha convertido en motivo de orgullo y afirmación de genuina identidad de toda una población ansiosa de reconocimiento que comparte una historia propia.
Está debidamente estudiado que solo en el ecosistema insular se puede dar un ají tan particular, tan especial y propio como es el ají margariteño, cuya replica, más allá de su geografía, es prácticamente imposible de mantener conservando las propiedades organolépticas que lo definen. Podrá reproducirse, crecer y multiplicarse, pero ya no será igual ni será margariteño
Acaba de celebrarse el Primer Salón del Ají Margariteño organizado por Margarita Gastronómica en Pampatar con la participación de productores, emprendedores, investigadores, académicos y comunicadores, una jornada donde el ají fue la estrella y miles de asistentes pudieron aprender, informarse, degustar y saborear todo lo que es posible hacer con el más antiguo sazonador de nuestra historia alimentaria. Un producto que es preciso defender y promover con una Denominación de Origen Controlada por la que debemos luchar todos, sin diferencias, en pro de lo que los une en la mesa.
Productores, autoridades, instituciones, asociaciones y consumidores, tenemos una tarea común y no descansaremos hasta que el ají margariteño sea reconocido como lo que es: el baluarte alimentario de todo un pueblo orgulloso de lo que cocina y come