La lista de Velásquez Alvaray, por Teodoro Petkoff

Cuando en algún momento de su vida Hugo Chávez comience a preguntarse por las causas del naufragio de su gobierno probablemente no le será difícil percibir que una de las más prominentes fue el choque fatal de lo que llaman la “nave del Estado” (discúlpese esta licencia cursi) contra los arrecifes de la corrupción administrativa. Esta, como es natural, posee diversos vericuetos y anfractuosidades y una de sus peores expresiones es la de aprovechar los cargos públicos para colocar a los familiares en el aparato burocrático. Es lo que llaman nepotismo, vicio que bajo el chavismo ha adquirido ribetes francamente repugnantes y un descaro poco menos que sin antecedentes.
El caso del magistrado Luis Velásquez Alvaray es de los que rompen récords. Este individuo ha colocado en cargos de confianza en el TSJ y en la Dirección Ejecutiva de la Magistratura (DEM) a la siguiente lista de familiares. La “Lista” de Velásquez Alvaray no es tan nutrida como la de Tascón pero es igual de pestilente.
Sobre la integridad personal o competencia profesional de estos integrantes de la Lista de Velásquez Alvaray no prejuzgamos nada. Quien sí está ética y políticamente emplazado es el magistrado que los puso donde hay. Pero en verdad, esta práctica va más allá del caso particular de este magistrado. Todo el que puede, en este régimen, ha metido a su familia en la burocracia oficial. De hecho, la primera señal provino de quien hizo elegir y reelegir gobernador a su propio padre.