Maduro vuelve a su statu quo contra Fedecámaras pese a intentos de diálogo
Pese al diálogo que se ha desarrollado entre el sector privado y funcionarios del gobierno, así como a las recomendaciones de la OIT de cesar los ataques contra las organizaciones de empleadores no afines al chavismo, Nicolás Maduro retomó su discurso de desprecio y ataques contra Fedecámaras y, con esto, merman las esperanzas de que estas conversaciones llegaran a un resultado positivo que mitigara los estragos de la pandemia
A pesar de que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) pidió que cesara sus ataques contra asociaciones gremiales de empleadores y de sindicalistas, el mandatario Nicolás Maduro retomó su habitual discurso plagado de difamaciones contra la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras) luego de haberlo suspendido temporalmente mientras se desarrollaban algunas reuniones entre dirigentes empresariales y altos funcionarios del gobierno, quienes habían asegurado tener «la disposición de preservar el diálogo con el sector privado del país».
Desde finales de 2020 ocurrieron eventos prácticamente insólitos en estas dos décadas de guerra del chavismo contra el empresariado: un encuentro público y transmitido entre la vicepresidenta Delcy Rodríguez, la ministra de Comercio, Eneida Laya —responsable de fiscalizaciones y sanciones contra el sector privado—, y la directiva del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), el 27 de noviembre del año pasado. Luego, dos meses después, el 27 de enero de 2021, se efectuó otra reunión también a puertas abiertas, entre el presidente de la Asamblea Nacional (AN) subordinada a Maduro, Jorge Rodríguez, y Fedecámaras, la principal organización de gremios empresariales de Venezuela, a la que Maduro acusa de «golpista» y de «conspiradora».
Estos encuentros también fueron respaldados por otros gremios como la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria).
Los actores de ambos sectores habían manifestado tener un punto en común: el bienestar de los venezolanos y una pronta recuperación económica de Venezuela, país que enfrenta desde 2013 una profunda depresión comparable con la que atraviesan naciones en guerra o una catástrofe natural. Pero las declaraciones de Maduro del 11 de abril, cuando se cumplieron 19 años del golpe de Estado contra Hugo Chávez, contradice las intenciones manifestadas por sus mismos funcionarios y revela que el mandatario no ha cambiado su posición sobre el sector privado. Además, también puede representar un revés en el proceso del diálogo.
Fedecámaras «prácticamente no existe», dijo Maduro. «Está muy disminuido y tiene cero capacidad de liderazgo». También se refirió a los eventos del 2002: «La CTV, la Iglesia y Fedecámaras, apoyados por EEUU, conspiraron para ejecutar el golpe de Estado del 11 de abril de 2002 contra el comandante Hugo Chávez. Fedecámaras nunca abandonó sus planes golpistas, ni ahora. El presidente de Fedecámaras quiere ser presidente de Venezuela. Fedecámaras es el mismo nido de víboras«.
A pesar de que recientemente el presidente de Fedecámaras, Ricardo Cusanno, aclaró que no tiene aspiraciones presidenciales, Maduro aseveró que el dirigente empresarial quiere ser precandidato presidencial y que ya tendría el «visto bueno» del gobierno de Estados Unidos.
A juicio del politólogo Guillermo Tell Aveledo, Maduro está reconociendo tácitamente hasta cierto punto que Fedecámaras es un actor político, pero no en un sentido ordinario de búsqueda del poder, sino que compite por una autoridad y un reclamo social, a ojos del Estado, más allá de su ámbito. «Está reconociendo tácitamente la autoridad política de Fedecámaras y tratando de minimizarla para evitar que cualquier sector social autónomo tenga relevancia en esta política. Pero Fedecámaras no está buscando cercanía con el gobierno sino, al contrario, su modo de existir en esta circunstancia reclamando los intereses de sus agremiados».
Por otro lado, considera que Maduro «trata de decir que si se entenderá con los empresarios será con los que él quiera, que no tiene que ser Fedecámaras». «Y eso es muy deprimente porque en realidad es el único gremio que consistentemente no solo goza de representatividad entre sus miembros, sino que en buena medida tiene una mayor relevancia y renovación en los últimos años de lo más regular. Es quizás la única asociación de la sociedad civil que tiene eso».
Aveledo recuerda también que Maduro critica a Fedecámaras en un contexto de conmemoración de los 19 años del golpe de Estado, cuando el entonces presidente de Fedecámaras, Pedro Francisco Carmona Estanga, se juramentó como mandatario de Venezuela. «Hay que decir también que el presidente está hablando en el contexto de estos primeros días de abril y también luego de la presión que ha hecho Fedecámaras en torno a su propuesta de vacunación. Como sabemos, el Estado no quiere que le quiten ningún protagonismo, pero también está tratando de azuzar el recuerdo de la hora más gloriosa del chavismo, que, para la narrativa chavista, es el 13 de abril. Es una moneda fácil para el chavismo».
En este sentido, una fuente del sector empresarial, quien solicitó el anonimato, dijo a TalCual que desde el año 2012 el gobierno renueva su ataque contra Fedecámaras cada mes de abril en discursos dirigidos a sus bases. Por otro lado, considera que hay otros dos factores que pudieron hacer que Maduro retomara su ataque contra el gremio relacionados con la OIT y la propuesta de la organización del plan de vacunación.
«Esos amagos de reuniones que se dieron, la visita de Jorge Rodríguez y el supuesto diálogo, era simplemente para tratar de hacer un expediente previo a la reunión del Consejo de Administración (de la OIT) y demostrar que el gobierno sí estaba dialogando con el sector privado. El gobierno tiene una obligación de establecer un diálogo tripartito. En el Consejo de Administración ese fue uno de los argumentos que el ministro Piñate dijo, que ya se estaban reuniendo, que todo era paz y tranquilidad».
Sin embargo, el Consejo de Administración decidió tomar medidas que presionan a la administración de Maduro para que retome el diálogo tripartito y para que cese de inmediato «todos los actos de violencia, amenazas, persecución, estigmatización, intimidación u otra forma de agresión» contra las organizaciones de empleadores y trabajadores no afines al gobierno. «Estos señores no lo tomaron bien y volvieron a su posición normal, que es estar en contra de la actividad privada«.
*Lea también: El gobierno le dice a la OIT que «no se compromete» a cumplir con las medidas
Por otra parte, la fuente asegura que la propuesta de vacunación presentada por Fedecámaras, que consiste en importar seis millones de dosis de una vacuna contra la covid-19 autorizada por las autoridades nacionales para aplicárselas a trabajadores del sector privado, sus familias y poblaciones vulnerables, «no ha caído bien dentro del gobierno porque se demuestra que el sector privado puede montar un plan serio y concreto de vacunación con metas, mientras el gobierno no ha presentado ninguno«.
Y, en efecto, un día después de que este medio consultó a la fuente empresarial, el presidente de la AN oficialista, Jorge Rodríguez, desestimó el 13 de abril la propuesta de Fedecámaras. Concretamente dijo: «El plan nacional de vacunación ya fue elaborado por la única autoridad de salud que tiene la República (…), el Ministerio del Poder Popular para la Salud del gobierno del presidente Nicolás Maduro».
Hasta el 13 de este mes, apenas habían llegado al país 250.000 dosis de la vacuna rusa Sputnik-V y 500.000 de la china Sinopharm.
El expresidente de Fedecámaras, Jorge Roig, dice que bastó que el gremio «presentara el proyecto social más ambicioso de los últimos años -el plan de vacunación-, para que saltaran las alarmas en Miraflores y se soltaran los demonios». «Quien paga es la población».
Bastó que Fedecámaras presentara el proyecto social más ambicioso de los últimos años como es el plan de vacunación, para que saltaran las alarmas en Miraflores y se soltaran los demonios . Quien paga es la población.
— Jorge Roig Navarro (@jorgeroig) April 12, 2021
El economista Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis, dice que es «sin duda decepcionante y negativa para el país» la decisión del gobierno de atacar de nuevo a Fedecámaras y romper las posibilidades de acuerdos parciales, que más allá de la desconfianza mutua, puedan ayudar a resolver problemas humanitarios fundamentales para la población.
«Aunque no haya condiciones para acuerdos humanitarios básicos ni parciales, la necesidad de atender a la población en riesgo lleva a solicitar el apoyo a las acciones unilaterales que se orienten a vacunar urgentemente a los venezolanos, venga de donde venga, sumándolas no dividiéndolas».
«Es hora de que el Estado responda»
A pesar de los ataques del gobierno contra el sector privado, Aveledo considera que Fedecámaras debe insistir en su mensaje y no dejarse intimidar. «Deben estar abiertos, pero sin dar más gestos. Es hora de que el Estado responda».
Al respecto, Adán Celis Michelena, presidente de Conindustria, asevera que el sector manufacturero nacional sigue enfrentando todos los efectos de la covid-19 sin recibir «medidas correctas que cambien el curso económico del país».
Conindustria manifestó el 8 de abril su total respaldo al plan complementario de vacunación propuesto por Fedecámaras y solicitó al Ejecutivo atender con «carácter de urgencia» dicho requerimiento para «contribuir con el proceso de inmunización que deben llevar a cabo las autoridades nacionales en la materia».
«La situación del sector industrial a lo largo de este primer trimestre del año siguió sin ningún tipo de variación hacia el lado positivo. Todavía seguimos sin recibir ningún tipo de comunicación sobre las propuestas que presentó Fedecámaras, donde están incluidas también las de Conindustria. El diálogo no solo puede quedar en palabras, tiene que traducirse en acciones porque si no viene la desesperanza de todos los venezolanos que están esperando que de esas conversaciones salgan decisiones que mejoren la calidad de vida de todos, los ingresos y que atraigan inversiones al país».
Sin embargo, el gobierno sigue anunciando medidas que no representan ningún estímulo para la economía nacional y tomando otras que van en contra de las planteadas por el sector privado, entre ellas el incremento de la unidad tributaria que ajusta los impuestos y la posibilidad de ampliar el esquema 7+7 hacia uno que contempla una semana de semana y dos de paralización económica.
«Volvemos a insistir: el país no necesita que se pare más, ya suficientemente está parado por toda una serie de medidas económicas que son absolutamente equivocadas y ancladas al pasado que no crean una economía moderna, de oportunidades y de inversión. Un 7+14 lo que terminaría generando es cierre de más industrias y, por ende, pérdida de más puestos de trabajo. Lo que tiene que hacerse ante esta arremetida de la covid-19 es ser mucho más exigente con los protocolos de bioseguridad. Solicitamos que haya una rectificación en este sentido, estas encerronas no se traducen en soluciones para los venezolanos. Necesitamos que se tomen acciones ya», agrega Michelena.
Insistir
El presidente de Consecomercio, Felipe Capozzolo, advierte que alejar al sector empresarial de la búsqueda a las soluciones que se necesitan para solventar la crisis es un error y solo tendría consecuencias negativas para la administración de Maduro.
Sostiene que la única manera de resolver la situación no es aplicando cuarentenas estrictas en el sector productivo ni esquemas de flexibilización sino diseñando y ejecutando lo más pronto posible planes de vacunación en los que los sectores público y privado trabajen en conjunto, que inmunicen a la población para que pueda seguir trabajando. «El año pasado, cuando había capacidades disponibles en los centros de salud nosotros nos rehusábamos a estar cerrados, pero en este momento, en el que cualquier persona que se contagie de covid-19 o cualquier cosa que no sea covid-19 no tendrá dónde ser atendido, la emergencia sobrepasa la discusión que pueda tener el gobierno y el sector privado».
«Es imperativo seguir trabajando, nosotros estamos en estado de precariedad. Esta situación nos ha pillado con la precariedad más grande e histórica que ha podido tener Venezuela con siete años de recesión y tres años de hiperinflación, con la desintegración de 90% de nuestra economía».
Insiste en que la vía principal para llegar a una solución es el diálogo con la clase gobernante. Dice que mientras más obstáculos se encuentren en el camino, más hay que insistir en esta ruta. «Siempre el diálogo, nunca la guerra. El diálogo debe ser permanente, debe ser una política de Estado y una forma de hacer las cosas para avanzar y resolver los problemas en Venezuela. Hemos logrado un canal directo y permanente de comunicación y conversación luego de 20 años de posturas separadas y posiciones totalmente antagónicas. En este momento se discute, hay discusiones amplias y abiertas, también hay diferencias, pero estas se dirimen conversando, y creemos nosotros que ese es el principal legado que podemos dejarle en los años venideros a un país que tiene que aprender a resolver sus problemas conversando y dialogando».