Orden en la pea, por Teodoro Petkoff

El jueves 18 fue el día de San Lucas. Casi nadie lo notó, pero seguramente el general Rincón Romero sí percibió que era el día de su onomástico. Sin duda pensó que era de buen augurio esa coincidencia. Porque fue el día que escogió para enmendarle la plana al equipo político del Gobierno. La intervención de Lucas lo que hizo fue poner de manifiesto la bancarrota de ese equipo político. Comenzando por la vicepresidenta. ¿Está ella a cargo del país? Tal vez haya sido mejor que mantenga un perfil bajo porque, dados sus antecedentes, de opinar, quién sabe que disparate soltaría. Pero los dos principales agentes políticos de Chávez, ahora lo sabemos, estuvieron a punto de crear un caos en nuestra política internacional. Arcayita probablemente estaba histérico, viéndose ya no delante de un tipo del Departamento de Estado sino de la mismísima CIA.
Pero la cosa es más grave de lo que parece. Si el general de los tres soles actuó por orden de Hugo, entonces la cadena de mando gubernamental está seriamente lastimada. Si Hugo quería colocar esos puntos sobre las íes, ¿por qué no le dictó el texto a Adina para que esta lo repitiera como posición oficial del Gobierno? ¿Por qué no se lo pidió a Miquilena y, en última instancia, al propio Rangel, para que éste se desdijera? ¿Por qué hizo que fuera el comandante de la FAN, órgano no político, quien asumiera la responsabilidad?
Pero si Lucas no actuó por orden de Hugo sino por su cuenta y riesgo, interpretando, bastante plausiblemente, opiniones producidas en el seno de la institución, entonces estaríamos ante un caso delicado, que el general, prudentemente, habría matizado al declarar como vocero de la FAN y no del Gobierno. ¿Desautorizará Hugo a su general de tres soles, en la cadena del día de su regreso? Como aquí compartimos la especializada opinión del psiquiatra José Luis Vethencourt (El Nacional, ayer domingo) de que Hugo no es loco, difícilmente se tire esa parada, si es que ciertamente él no mandó a Lucas a decir lo que dijo. Nos atrevemos a apostar que hará suya la opinión de Lucas, cosa que, por lo demás, no debe extrañar, porque con sus bemoles característicos, esa había sido la posición que ya una vez la embajadora de Estados Unidos había calificado de «excelente».
Pero ella misma lo dijo: después de la confusión creada por algunas declaraciones de «ciertos voceros gubernamentales», la cosa quedó clara una vez que Lucas Rincón habló. En TalCual querríamos imaginar un escenario como aquel cuando el general Douglas MacArthur, durante la guerra de Corea, emitió una opinión política y el presidente Truman, ipso facto, destituyó al glorioso vencedor de la guerra en el Pacífico. ¿Qué tal si el embajador venezolano de entonces en Estados Unidos, por cierto de un régimen militar, hubiera opinado que MacArthur tenía razón? El Gobierno de la revolución nacionalista ha creado un rollo tal en nuestra política internacional que ya quien califica si vamos bien o mal es nada menos que la embajada de los Estados Unidos. Queremos jugar en las Grandes Ligas de la política mundial con unos tipos que hasta en Los Criollitos darían pena.