Retomar relaciones bilaterales luce improbable mientras EEUU cuestione legitimidad de Maduro
El reciente acercamiento de Estados Unidos a Nicolás Maduro no garantiza la reanudación de las relaciones bilaterales con Venezuela. La internacionalista Elsa Cardozo y el exembajador Pedro Luis Echeverria ven este escenario como improbable en el mediano plazo. Cardozo destaca, sin embargo, que podrían generarse contactos en áreas específicas
El encuentro de una delegación del gobierno de Estados Unidos con el gobernante Nicolás Maduro, el 5 de marzo, puso sobre la discusión varios elementos, entre ellos el futuro de las relaciones bilaterales que están rotas desde hace tres años.
Tras la reunión en Miraflores, Washington se ha visto obligado a aclarar, en reiteradas declaraciones , que mantiene su reconocimiento al presidente de la Asamblea Nacional (AN) de 2015, Juan Guaidó, como presidente interino. Este aval precipitó la decisión de Maduro de romper relaciones con EE. UU., en enero de 2019.
«No ha habido un cambio de rumbo en nuestro reconocimiento de Guaidó como presidente interino», señaló el vocero del Departamento de Estado, Ned Price, el 16 de marzo.
EE. UU. también enfatizó que, por ahora, no contempla aligerar, y menos levantar, las sanciones hacia Venezuela y funcionarios del gobierno revolucionario.
Del lado de Caracas, Maduro, al dar su versión sobre la visita estadounidense, aseveró que las conversaciones bilaterales continuarán mediante «una agenda desde el respeto y la esperanza del mundo, para así poder avanzar una agenda que permita el bienestar y la paz de los pueblos de la región».
Frente a ese contexto, la internacionalista, y doctora en ciencias políticas, Elsa Cardozo, asevera que no se vislumbra un restablecimiento de las relaciones bilaterales a corto o mediano plazo.
«El restablecimiento de las relaciones bilaterales más formales parece un poco más difícil, hablamos de embajadas establecidas, relaciones consulares debidamente restablecidas. En este momento, lo veo complicado, altamente improbable porque media el tema de la legitimidad», destaca Elsa Cardozo.
Subraya que, en los cuestionamientos hacia la legitimidad del gobierno de Maduro, radica el régimen de sanciones que ha sido impuesto a Venezuela, que incluye las sectoriales y las individuales, que afectan al altísimo gobierno y están vinculadas con la violación de derechos humanos, así como la pérdida y erosión del Estado de derecho en Venezuela.
Al sopesar el futuro de la relación bilateral, la internacionalista también dirige su mirada al encuentro de Maduro con la delegación de EE. UU. encabezaba por el embajador en Venezuela (que despacha desde Bogotá), James Story, y Juan González, principal asesor de la Casa Blanca para América Latina.
A su juicio, la reunión se trató de la visita, por razones excepcionales, a un gobierno que para Estados Unidos es un gobierno de facto, que carece de legitimidad de origen, de legitimidad de desempeño. En ese sentido, recuerda que, desde 2008, EE. UU. ha sancionado a Venezuela de diversas maneras.
«Se trató de un encuentro para la búsqueda de liberación de presos, de conversaciones, exploraciones, pareciera, en materia petrolera, y no es de menor importancia el tema de las relaciones del gobierno de Venezuela con Rusia», señala la internacionalista.
El 14 de marzo, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que, por ahora, Estados Unidos no mantiene contactos con Venezuela ni poniendo en marcha ningún plan para importar petróleo para equilibrar los precios tras la invasión a Ucrania.
Por otra parte, Cardozo resalta las manifestaciones de apoyo de Maduro hacia Rusia, que han sido muy palpables luego de que el presidente Vladimir Putin invadió a Ucrania, el pasado 24 de febrero.
De esta manera, puntualiza que las razones del alejamiento entre Estados Unidos y Venezuela complejizan y dificultan la posibilidad de retomar las relaciones bilaterales.
«Además, del lado de Estados Unidos, está lo que ha sido el consenso bipartidista de la política hacia Venezuela. Basta ver cómo, a pesar de las expectativas de que habría un giro con el paso del gobierno de Donald Trump a Joe Biden, un ajuste estratégico y de reducción del régimen de sanciones, eso no ha ocurrido».
Destaca que, más bien, durante el gobierno de Biden se han adoptado nuevas sanciones. Expresa que el viraje no se ha dado porque, en el país, tampoco ha cambiado la situación.
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Por su parte, Pedro Luis Echeverria, economista y quien fue embajador de Venezuela ante Estados Unidos durante el segundo gobierno de Rafael Caldera, expresa que la premisa fundamental para establecer las relaciones entre Caracas y Washington es el reconocimiento por parte de EE. UU. de la presidencia de Maduro.
No cree que esto suceda por la imagen que se tiene de la administración de Maduro y, particularmente, ante el Congreso estadounidense.
Señala que, aunque la situación resulta ambivalente, la delegación de EE. UU. debía conversar con el gobierno de Maduro que es el que, finalmente, controla aspectos como la industria petrolera y los presos políticos. Recuerda que, tras la reunión, fueron liberados dos de los seis directivos de Citgo detenidos: Gustavo Adolfo Cárdenas y José Alberto Fernández.
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Señala Echeverria que otro elemento que complica el reinicio de relaciones con Venezuela es que este 2022, en EEUU, hay elecciones de medio término, con lo cual, difícilmente el gobierno de Biden va a enfrentar una situación de pérdida de posiciones dentro del Parlamento.
Contactos con EE. UU.
Pedro Luis Echeverria puntualiza, asimismo, que el principal interesado en restablecer las relaciones bilaterales es Maduro. Pero, destaca, que esta intención del gobernante no coincide con el interés norteamericano, tal como lo han enfatizado diversos funcionarios del gobierno de Biden.
Descartado, por los momentos, el escenario de la reanudación de relaciones, la internacionalista Elsa Cardozo afirma que el reciente acercamiento entre el gobierno de EE. UU. y el gobierno de Maduro podría generar la posibilidad de contactos en áreas específicas.
«Los visitantes, James Story y Juan González, han dado declaraciones firmes en materia de sanciones y eso lo que indica es una política muy cautelosa, pero sin duda la posibilidad de que se mantengan contactos. Naturalmente, el gobierno de Maduro no ha dejado de celebrar, desde su propia visión, como un paso importante de reconocimiento», afirma.
Cardozo, también doctora en ciencias políticas, esboza que al haberse abordado aspectos como el petrolero y el de la negociación, se muestra al gobierno venezolano un incentivo, difícil de ignorar en un momento duro para la economía venezolana. Agrega que la situación será aún más cuesta arriba en la medida en que vayan haciendo efecto las sanciones impuestas a Rusia y que afectan mucho a Venezuela.
Esto, afirma, sería una vía para el flujo financiero, para arreglos, para evadir sanciones y poder poner petróleo en otros mercados.
Para la internacionalista, los contactos podrían pasar por el establecimiento de alguna formalidad que mantenga canales abiertos entre Washington y Caracas. Pero para eso falta tiempo, advierte, porque habría allí que clarificar el alcance de estos movimientos del gobierno de EE. UU.
«Una oficina de intereses podría servir a muchos otros propósitos, por ejemplo, facilitar el movimiento de ciertos aspectos de la agenda pendiente, que podría incluir el tema humanitario en Venezuela, el tema de la asistencia. Habría que ver qué otros temas se incluirían en el paquete que sean atractivos y que funcionen», señala.
Dice no tener dudas de que el gobierno venezolano está ganado a que se produzca alguna forma de normalización con EE. UU. y no se opondría, como no lo hizo el régimen cubano en su momento, a que se estableciera una sesión de intereses.
Pero eso dependerá, refiere, de varias condiciones que no son tan sencillas de admitir por el gobierno de Maduro, como logros precisos durante la nueva fase del diálogo que, por cierto, aún no han sido concretada.
#15marzo 💬 @jorgerpsuv presidente de la Comisión del Diálogo, Paz y Reconciliación dijo que el reinicio del diálogo político consiste:
1) Inclusión de todos los sectores
2) Nuevo mapa político tras los últimos procesos electorales.
3) Diálogo en paz dada las condiciones del país pic.twitter.com/yFLoXXTPIb— Asamblea Nacional 🇻🇪 (@Asamblea_Ven) March 16, 2022
Sobre esto, enfatiza Elsa Cardozo, el gobierno de EE. UU. evaluaría la situación de las sanciones.
Asevera que el escenario más óptimo sería establecer las relaciones consulares. Explica que la oficina de intereses depende de varias cosas, del factor petrolero, y del factor político.
«El gobierno de EE. UU. espera la liberación de otros presos estadounidenses en el país, pero también está pendiente de que haya negociaciones y acuerdos», destaca Cardozo.
Desde 2019, el gobierno de Maduro no tiene representación ante Estados Unidos. La representación la tiene el interinato de Guaidó que mantiene como embajador a Carlos Vecchio. Este es una de las variables a ponderar ante un eventual viraje diplomático.
EEUU y potencias del mundo democrático deben liderar iniciativa multilateral contra estrategia de Putin en América Latina y en protección de las democracias en todo el continente. Maduro es un aliado maligno de Putin en la región y así lo ha reafirmado durante invasión a Ucrania.
— CARLOS VECCHIO (@carlosvecchio) March 7, 2022
El exembajador Pedro Luis Echeverria recuerda que el embajador James Story está fuera de Venezuela desde hace tres años. Explica que, generalmente, cuando ocurre la separación de una embajada, el gobierno de ese país deja encargado de sus intereses a otro país, pero eso no ocurrió en el caso de Estados Unidos en Venezuela.
Hoy se cumplen tres años desde que tomamos la decisión de salir de 🇻🇪. Aunque no estemos físicamente presentes, seguimos trabajando por ustedes y buscando la forma de ayudarlos a que la democracia retorne a su país.
Todos los venezolanos están siempre en nuestros pensamientos. pic.twitter.com/sSW47dkoOe
— Embajador James “Jimmy” Story (@usembassyve) March 14, 2022
Tensión bilateral
El 24 de enero de 2019, Nicolás Maduro anunció el cierre de la embajada en Washington y todos los consulados en Estados Unidos, luego de romper relaciones con el gobierno de Donald Trump. La ruptura se dio tras el reconocimiento de EE. UU. al presidente de la AN de 2015, Juan Guaidó, como presidente interino.
«Hoy se comieron la luz, por eso anuncio ante los pueblos y naciones libres del mundo que como presidente constitucional, jefe de Estado y jefe de Gobierno, en cumplimiento de mis funciones que juré respetar y hacer respetar, que Venezuela rompe relaciones diplomáticas, políticas y económicas con el gobierno imperialista de Estados Unidos», argumentó Maduro.
En marzo de 2019, Estados Unidos completó el retiro del personal diplomático de su sede en Caracas. Desde entonces, la embajada norteamericana, a cargo de James Story, opera desde la sede consular en Bogotá, Colombia.
En agosto de 2021, Story, en entrevista con Voz de América, dijo que la reapertura de la embajada en Caracas «depende del diálogo».
En ese momento estaba activa la Mesa de Negociación en México, con la mediación del Reino de Noruega. El proceso fue suspendido por el Gobierno tras la extradición del empresario Alex Saab, a quien Maduro le otorgó el rango de diplomático, de Cabo Verde a los Estados Unidos.
Desde 2019, en el discurso de Maduro y su gobierno han sido recurrentes las denuncias de conspiración que, aseguran, son gestadas desde Estados Unidos y Colombia. Sin embargo, para el exembajador Pedro Luis Echeverria el momento más álgido de la relación bilateral fue cuando, en 2020, el Gobierno de Estados Unidos ofreció 15 millones de dólares de recompensa por la detención de Nicolás Maduro, a quien acusó de narcoterrorismo.
En septiembre de 2021, el Gobierno de los Estados Unidos reiteró la oferta de recompensa por la captura de Nicolás Maduro. El recordatorio del Departamento de Estado coincidió con el arribo de Maduro a México, donde participó en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
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