A ejercitar ese «músculo» que se llama confianza, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidSomozaM
La confianza es considerada cada vez más un activo fundamental para las empresas, pues contribuye, entre otras cosas, a evitar el trabajo aislado al fomentar la colaboración y aumentar el compromiso. Sin embargo, pese a su importancia, está en peligro. La razón es que en todos los equipos la confianza se crea, pero también se destruye.
Si bien en las compañías existe la necesidad de una confianza más sólida, los grupos de trabajo tienen dificultades para desarrollarla y mantenerla a largo plazo. Diríamos que es un valor especialmente vulnerable.
En la investigación «Por qué la confianza es clave para el éxito del equipo», avalada por Center for Creative Leadership y la consultora Reina, se señala que en los entornos donde el nivel de confianza es elevado, las personas están al pie del cañón y trabajan de forma óptima. Se enorgullecen de formar parte del equipo y están motivadas para producir resultados.
En cambio, agrega el estudio, «si ese elemento fundamental que es la confianza se deteriora, las personas se retraen y se desvinculan. Pierden la confianza en sí mismas y en los demás, así como el compromiso con el trabajo y la organización… Sin confianza, las personas tienen dificultades para aportar lo mejor de sí mismas, lo que afecta negativamente a la colaboración y la productividad».
De hecho, la falta de confianza en los trabajadores –incluso en aquellos con una larga trayectoria– es una práctica más común de lo que se cree. Y, en esos casos, es necesario que las compañías, sus líderes y empleados trabajen en pro de generar un ambiente de confianza.
Además, hay personas que tienen poca confianza en sí mismas en el ámbito laboral y es importante entender el origen de ello por los efectos que podría tener. Ann Howell, coach de liderazgo y consultora de talentos en Howell Leadership Science, analiza este fenómeno en «How to Build Confidence at Work».
«La baja confianza puede ser natural cuando eres nuevo en un trabajo o careces de la experiencia adecuada en una situación de alto riesgo. Pero en otros casos… la baja confianza puede ser el resultado de varios factores. Puede surgir de los mensajes de la primera infancia, la falta de representación en la empresa o en los medios, la personalidad, experiencias previas u otras causas», señala Howell.
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A partir de esa reflexión formula una pregunta que es clave: ¿Tiene dificultades para expresar sus pensamientos en el trabajo, incluso cuando lo desea? A lo que responde: «No está solo. Lo importante que debe recordar es que su falta de confianza no es un defecto inherente, y estas limitaciones no tienen que definirlo. La confianza se puede aprender y practicar».
De allí que recomiende a las personas comenzar a volverse más conscientes de sí mismas, cambiar su forma de pensar y «aprender a llevar su ser completo al trabajo, o donde sea que vaya». Para lograrlo, propone dos pasos que son:
-Conéctese consigo mismo. La intención es que la persona se tome el tiempo para comprender quién es, dónde se encuentran sus motivaciones y qué lo hace único. «Recuerde que su singularidad es valiosa. Tienes algo importante que compartir, sin importar cuán obvio o poco inspirador le parezca», sostiene Howell.
-Concéntrese en desarrollar comportamientos seguros. En esta etapa hay que tener claro que cualquier cambio de mentalidad llevará tiempo. Por lo tanto, hay que comenzar de a poco y estar consciente de cada esfuerzo. «No espere que el cambio suceda de la noche a la mañana. Pero, siga así y construya su músculo de confianza».
Ciertamente, ganar más confianza requiere de tiempo y práctica, pues se trata de aprender una mentalidad y comportamientos nuevos y seguros. Pero una vez que la persona se compromete a hacer cambios, puede mejorar.
Como hemos visto, la confianza es clave para el éxito del equipo y, por ende, de la compañía. Cuando hay confianza las personas trabajan de forma óptima, conjunta y eficiente. Adoptan un propósito común, asumen riesgos, piensan de forma creativa, se ayudan mutuamente y se comunican de manera abierta y sincera.
Así que hay que ejercitar ese «músculo» que se llama confianza.
David Somoza Mosquera es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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