¿Qué tan lejos está Venezuela de un control informativo como el ruso?
La ONG VE Sin Filtro registró 65 bloqueos a portales en 2021, 44 de ellos a medios de comunicación. La estigmatización y persecución contra trabajadores de la prensa, principalmente ejercido por funcionarios del Estado, también afecta el derecho a la libre expresión de la sociedad venezolana
La guerra de Rusia contra Ucrania dejó al descubierto, aún más, las políticas que ha implementado Vladimir Putin para mantener el control informativo y, en consecuencia, limitar el derecho a la información y las libertades de expresión y opinión de sus ciudadanos.
Mientras en países como Rusia y China el control de la información es más férreo debido a las restricciones impuestas a redes sociales y la hegemonía sobre medios tradicionales, a través de la intimidación y represión; en Venezuela no se está lejos de esas experiencias por medio de la censura, estigmatización y persecución.
*Lea también: La (des)información, el otro frente de guerra que Putin disputa con Ucrania
El Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela (IPYS Venezuela), en su reporte anual sobre 2021, señala que 249 casos acumularon 380 violaciones a las garantías de libre expresión e información en entornos tradicionales y digitales.
El año pasado, las agresiones y los ataques contra periodistas y medios de comunicación acumularon como categoría el mayor número de restricciones informativas al registrar 140 incidencias.
«El cerco gubernamental contra la labor informativa tuvo como añadido el hostigamiento sistemático, y los insultos y los señalamientos se usaron para acorralar la difusión de la verdad. Otras tácticas fueron generar miedo, confinar la información pública y estigmatizar el ejercicio periodístico», asevera IPYS Venezuela.
Estos hallazgos son similares al informe anual de la ONG Un Mundo Sin Mordaza sobre libertad de expresión y autocensura. 78,6% de las detenciones arbitrarias y retenciones de trabajadores de la prensa durante el ejercicio de difusión o acceso libre a la información fueron realizadas por diferentes organismos de seguridad, inteligencia o investigación.
Un Mundo Sin Mordaza también registra 87 actos de amenazas, hostigamiento o agresiones entre civiles y trabajadores de la prensa durante 2021, principalmente por parte de funcionarios públicos.
Hay otros números preocupantes registrados por esa ONG. 89,3% de la población considera que no hay condiciones para ejercer libremente la libertad de expresión en el país. «Esto se traduce en una clara falta de confianza en el Estado por parte de la ciudadanía para que este respete sus expresiones, como para que también investigue y sancione casos de ataques de terceros en contra de sus opiniones».
La abogada e investigadora Luciana Denicio considera que estas son cifras preocupantes, basadas en mecanismos y leyes que ha implementado el Estado venezolano para reprimir a la disidencia. La última de ellas es la utilización de la llamada Ley contra el Odio para limitar la libertad de opinión de los ciudadanos bajo cualquier esfera pública, incluyendo conversaciones en redes de mensajería.
Venezuela: receta para censurar internet
Andrés Azpúrua, director de la ONG VE Sin Filtro, advierte que, a diferencia de Rusia, en Venezuela hay medios con cierta independencia, no completa, pero en televisión abierta por ejemplo. «No se puede poner en el mismo molde a los dos países a pesar de que ambos aplican censura en internet».
Solo en 2021, VE Sin Filtro registró 65 bloqueos a portales, 44 de ellos eran medios de comunicación. La censura, explica Azpúrua, muchas veces es ordenada por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) a proveedores públicos de internet como Cantv o privados como Digitel y Movistar.
Sin embargo, aclara, Conatel no tiene facultad legal para ordenar el cierre de un medio o el cese de una publicación en línea sin que se haya un proceso en el que las partes hayan podido ejercer su derecho a la defensa.
«En Venezuela, el control al acceso a la información es excesivo, el control del acceso a las noticias es efectivo. Quedan muy pocos medios de comunicación que puedas visitar en internet sin problemas, como si no existiera la censura, porque la verdad es que los principales medios de comunicación, e incluso otros que no lo son tanto, están bloqueados», asevera.
Otro problema venezolano es que no toda la sociedad está en el mismo piso de capacidades tecnológicas, explica el investigador. “Tenemos gente que se la pasa conectada a Twitter, ve los titulares. Ciertamente no pueden cliquear las noticias, pero se informan en redes sociales, a través de ciertos periodistas; quizás tienen un VPN o un proveedor de internet que no aplica tanta censura. Pero tienes un grupo de venezolanos con un acceso muy limitado a internet, que no lo tienen en sus hogares o no pueden pagar el servicio en celulares. A esas personas se les hace difícil mantenerse informado».
¿Cómo se ve la censura informativa en internet? Cuando en un grupo de WhatsApp de la familia pasan una noticia, le das al link y no puedes abrirla. Solo pudiste ver el titular. Igual pasa en Twitter, le das click y no puedes abrir la noticia. Ingresas a un portal y aparece este sitio no puede ser mostrado«.
«Entonces, los venezolanos nos hemos acostumbrado a informarnos de otras formas, a través de cápsulas de audio por WhatsApp, se informa por Twitter, pero tienes la pata coja de que es un conocimiento superficial de lo que está pasando», insiste el director de VE Sin Filtro.
Existe otra forma de bloqueo identificada por VE sin Filtro en momentos de confrontación política y manifestaciones ciudadanas, y es el bloqueo de ciertas redes y plataformas por cortos periodos.
En 2018 y 2019 tanto Instagram, Twitter y YouTube fueron bloqueados desde el Estado para evitar la difusión de información relacionada con las protestas o actividades y discursos de cierto sector de la oposición, encabezado por Juan Guaidó.
«¿Por qué no las bloquean de forma permanente? Porque en Venezuela esto generaría un rechazo importante y el costo político y reputacional es grande y no están dispuestos a asumirlo», destacó Azpúrua.
*Lea también: Estigmatización y represión selectiva contra opositores ha recrudecido desde 2019
Chávez, el precursor
Los intentos de hegemonía comunicacional, especialmente en medios tradicionales, se intentaron desde la presidencia de Hugo Chávez. Tras el golpe de Estado de 2002, la relación del militar con periódicos y televisoras se deterioró al punto de consolidar, en 2007, la creación de su propio canal de televisión (TVES) tras denegar la renovación de la concesión a Radio Caracas Televisión (RCTV).
Chávez se movía, al tiempo, en la escena internacional comunicacional con la fundación de TeleSur, un canal creado con ayuda de otros gobiernos, que se autoproclamaba para «la unión de los pueblos del sur» de forma independiente.
Para la investigadora Alicja Fijałkowska, de la Universidad de Varsovia, en un texto publicado bajo el nombre de Hugo Chávez y la guerra mediática en Venezuela, no se podía confundir la alternatividad con la objetividad; por tanto, «ni definir TeleSur como un canal independiente, mientras que este literalmente dependa de las subvenciones del gobierno venezolano».
La entrada en vigencia de la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, a partir de 2004, también puso en jaque las transmisiones de radios, televisoras y medios impresos. Para Carlos Correa, director de la ONG, esta ley se ha convertido en una «herramienta de censura» utilizada por Conatel contra los medios de comunicación, tanto por mecanismo formales como informales.
Espacio Público calcula que al menos 80% de los medios están sometidos a la llamada Ley Resorte. Correa recuerda que «muchas veces es una llamada telefónica o a veces un escrito en donde recomiendan determinadas cosas, y esas recomendaciones se traducen en salidas de programas (del aire) y la reducción de espacios de interés público».
Lea también: Espacio Público: 80% de los medios de comunicación están sometidos por la Ley Resorte